Ayutthaya, Phitsanulok y Sukhothai

Sukhothai, que significa felicidad creciente, fue la primera capital del reino, desde el año 1238 hasta el 1438, cuando fue absorbida por el reino de Ayutthaya.

Ayutthaya, capital de Siam desde el año 1350 hasta el 1767, cuando los birmanos saquearon la ciudad y decapitaron la mayoría de las estatuas para demostrar su poder. Representaba un importante puerto comercial que llegó a dominar una zona mayor que Francia e Inglaterra juntas con una población que superaba el millón de habitantes. Declarada como Patrimonio por la UNESCO, su historia ayuda a comprender cómo evitó la colonización occidental.

Wat Mahathat, Sokhothai.
Wat Mahathat, Sokhothai. Marzo 2015


Tailandia se encontraba inmersa en la temporada seca, y algunas personas me comentaron que no merecía la pena ir a ver las cataratas del Parque Nacional Erawan y la ciudad más cercana, Kanchanaburi, porque estarían totalmente secas. Así pues, Antonio y yo decidimos ir directamente hacia Ayutthaya. Hay varias opciones para ir desde Bangkok, incluyendo la excursión contratada de ida y vuelta. Nosotros elegimos la más económica y cercana a nuestro hostal, es decir, el tren. La estación de Hua Lamphong conecta también con la línea de metro. El trayecto de algo más hora y media nos costó tan solo 20 baths (unos 55 céntimos de euro) en tercera clase, con asientos normales y ventiladores, y al salir a primera hora de mañana no se pasa calor. Fue divertido ver cómo todos los tailandeses que esperaban en el andén se pusieron de pie al sonar el himno nacional a las 8:00, y los extranjeros, por si acaso, también lo hicimos. Como hay poca información, y tampoco se da por megáfono en inglés, todos los turistas nos subimos en un tren que había en el andén de salida, y del que tuvimos que salir corriendo porque algún una persona se acercó a decirnos que el tren correcto estaba en la misma vía pero más adelante y faltaba un minuto para que saliese.

Vagón de tercera clase del tren Bangkok-Ayutthaya. Marzo 2015.

Cuando el tren parte de la estación se comprueba nuevamente la pobreza que existe en la ciudad, con casas tocando prácticamente el tren y basura por los alrededores. Y a pesar de todo esto, hay un dicho en Bangkok que dice que nadie se queda sin comer, porque siempre habrá un plato de arroz en la mesa.

Ayutthaya


Ya en Ayutthaya, muy recomendable, casi necesario, es alquilar una bicicleta a la salida de la estación de tren, porque la escala del mapa volvió a estar equivocada, y las distancias se hacen muy pesadas cuando llevas un par de horas caminando al sol. Pero el aparente error resultó todo un éxito por lo que nos ocurriría por la tarde y que contaré más adelante... todo pasa por algo. Por cierto, en la estación se pueden dejar las mochilas, al menos la grande, en un habitación por 10 baths. Hay militares por allí, algunos son parte de los empleados que dan información, así que es totalmente seguro.

Ya dentro de la zona arqueológica, cada recinto o templo cobra su propia entrada, entre los 20 y 60 baths. Nosotros que, abrumados por lo que comenzábamos a contemplar al llegar, entramos al primero disparando fotos a diestro y siniestro sin percatarnos del pago de la entrada, al final del día, y aunque esté mal decirlo, nos fuimos sin pagar una sola entrada, dado que no había nadie que luego pidiese los tickets. Pero bueno, una por otra, porque hay visitas en otros emplazamientos o ciudades donde no paran de cobrarte entradas intermedias aunque hayas pagado una general.

Una de las fotografías más famosas de Ayutthaya es la cabeza de Buda rodeada de forma natural por las ramas de un árbol, en el Wat Maha That, a la entrada del parque. 

Wat Maha That, Ayutthaya. Marzo 2015.

Algunos de sus templos son imponentes, como el más famoso de la zona central del parque o isla, el Wat Phra Si Samphet, donde lo más destacado son sus tres estupas, que contenían las cenizas de tres reyes del reino antiguo. También el enorme Buda reclinado del Wat Lokayasutharam.

Wat Phra Si Samphet, Ayutthaya. Marzo 2015.

Wat Lokayasutharam, Ayutthaya. Marzo 2015.


Curiosamente, dos de los templos mejor conservados y, en mi opinión, los mejores de todo el complejo junto con el anterior, se encuentran fuera de isla. Éstos son el Wat Chaiwatthanaram, al sur-oeste, y el Wat Yai Chai Mongkhon, al sur-este, con multitud de Budas vestidos con túnicas amarillas. Si vais con una visita guiada de ida y vuelta desde Bangkok, con las prisas quizás no los incluyan, así que pedir que os lleven si vais de esa forma porque realmente merece la pena verlos.

Wat Chaiwatthanaram, Ayutthaya. Marzo 2015.


Wat Yai Chai Mongkhon, Ayutthaya. Marzo 2015.

Al terminar de ver el primero de ellos, y dado que el otro se encontraba como a siete kilómetros de distancia, empezamos a regatear con el conductor de un tuk-tuk. Al final conseguimos un precio razonable, pero debíamos esperar a tres chicas tailandesas a las que estaba llevando. Empezamos a hablar con él de fútbol (conocía todos los equipos de la primera división española, y los nombres de muchos futbolistas), y otras cosas. Las chicas sabían poco inglés, bastante menos que el taxista, pero resultaron simpáticas, muy sonrientes, y trataban de hablar con nosotros a pesar de resultar complicado.

Después de ir juntos al otro templo que nos quedaba por ver y otro más por el camino, el taxista nos ofreció acompañarlas al mercado flotante de la ciudad, que al igual que el de Bangkok, era un mercado para gente local. Esperando que ellas hicieran sus compras y cenasen (los tailandeses comen y cenan muy pronto, al estilo europeo), seguimos entablando conversación con el taxista, Chaiya, un tipo muy majete. Hablábamos de las diferencias entre nuestras culturas, le enseñamos algunas palabras españolas, aunque ya conocía muchas otras, y él nos enseñó algunas en thai, como hola o gracias. Se sorprendió cuando le invitamos a tomar un café, un hecho aparentemente insignificante al que no debe estar acostumbrado.

Antonio, Chaiya y las tres chicas tailandesas. Ayutthaya. Marzo 2015.

El taxista nos aconsejó un hotel para dormir, y nos llevó a él. Se quedó a cenar con nosotros, incluso invitando él a una de las rondas de comida nueva que probamos en el mercado nocturno. Un tío muy listo y simpático, que sólo quería aprender más palabras en español y aprovechar al máximo el que nosotros le tratásemos como a un igual para charlar con gente nueva. Quedamos para nos llevase por la mañana a la estación de tren. Obviamente, no puedo por menos que recomendároslo como taxista si algún día vais a Ayutthaya. Su teléfono es el 084-5202617.

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Phitsanulok


A la mañana siguiente, tomamos el tren hacia Phitsanulok, un centro de peregrinación budista, a unas cinco horas de trayecto. Suele visitarse de camino a Sukhothai, que es el verdadero punto de interés y carece de ferrocarril, por lo que es necesario tomar un autobús desde Phitsanulok, otra hora más. El billete de tren nos costó 168 baths, también en tercera clase y con ventilador, aunque esta vez los asientos para cada dos personas resultan algo estrechos. Hay diferentes horarios, y dependiendo del mismo, los precios varían. Por si os interesase, muchos mochileros que viajan directamente desde Bangkok o Ayutthaya a Chiang Mai, aprovechan el tren nocturno, que cuenta también con vagones dormitorios, para ahorrarse una noche de hotel. Yo dediqué parte del trayecto a seguir escribiendo estas entradas. 

Durante el camino, apareció un interminable campo de paneles solares fotovoltaicos paralelo a la vía del tren. Su longitud sería como de tres kilómetros, quizás más, y tenía una notable profundidad. He buscado algo de información en la web, y encontrado que Tailandia, situada en el cinturón de fuego y que, por tanto, recibe muy buenos valores de radiación solar, cuenta con un desafiante programa que pretende instalar 3.000 MW de energía solar para el año 2021. Estas iniciativas siempre son de aplaudir.

Apoyado en la ventana bajada, con el viento refrescándome la cara, me doy cuenta de que en ese momento no hay estrés, prisas, obligaciones o problemas en los que pensar. Sólo vivir y dejar que la vida me sorprenda, algo a lo que una persona tan cuadriculada como yo, a la que le gusta tener todo planeado y controlado de antemano, no está acostumbrada. Mirando el paisaje pasar, empiezo a entender el tipo de viaje que he elegido hacer... Una leve sonrisa se dibuja en mi rostro.

Tren desde Ayutthaya a Phitsanulok. Marzo 2015.

Phitsanulok cuenta con el Wat Yai, templo que acoge a uno de los budas más venerados del país. A mí, que soy un ignorante total en la materia, me pareció un Buda como otros tantos, y no entendí muy bien cuál es su diferencia con el resto ni el porqué de su mayor importancia. Así que, si estáis en una situación similar, mi recomendación es viajar directamente a Sukhothai desde Ayutthaya en autobús, sin hacer esta parada intermedia.

Sukhothai


Sukhothai, que significa felicidad creciente, fue la primera capital del reino, desde el año 1238 hasta el 1438, cuando fue absorbida por el reino de Ayutthaya.

Al llegar a la estación de autobuses, un conductor de tuk-tuk nos ofreció llevarnos al centro o directamente a una guesthouse con la que supongo tendría una comisión. Como el precio era bueno y las fotos no estaban mal, aceptamos. El hostal estaba bien, a 100 metros de la calle principal, donde están la mayoría de los alojamientos y locales de la ciudad. El desayuno que pusieron al día siguiente, no incluido en el precio, también estuvo bien. Luego nos dimos cuenta de que estaba muy cerca de la estación de autobuses y podríamos habernos ahorrado el tuk-tuk. Se llama "4T Guesthouse", y pagamos 300 baths por una habitación doble, unos 9 € al cambio. Eso sí, la ducha al estilo tailandés. Es decir, no hay un plato de ducha al uso, sólo un desagüe para el agua, que llena el suelo de todo el baño por momentos. El hostal también dispone de bungalows para grupos de más personas, y piscina, aunque no llegamos a usarla.

Ya de noche, y dando un paseo después de cenar, encontramos como una feria, con actuaciones en directo. Estuvo divertido. También el templo de la zona estaba repleto de gente, haciendo ofrendas y rezando. Nos dijeron que era como una festividad nacional relacionada con Buda. Durante los días siguientes no pudimos tomar una cerveza porque no se servía alcohol en ninguna parte debido a esto. A la mañana siguiente, en el hostal, y también en relación a esto, pusieron una especie de música religiosa a las 6:30 de la mañana, que duró como unos 20 minutos.

Fiesta budista. Sokhothai. Marzo 2015.

Volviendo al hostal, comprobamos algo que ya habíamos visto en Ayutthaya, y es la cantidad de perros callejeros que vagan por las calles y duermen en cualquier sitio casi moribundos por el sofocante calor. Una pena.

Perros callejeros. Sokhothai. Marzo 2015.

Por la mañana nos dirigimos a la ciudad antigua, separada de la nueva por 14 km. Preguntamos en el hostal y nos dijeron que el autobús tardaba más de una hora y costaba 40 baths, así que decidimos tomar el tuk-tuk por 150 baths. Claramente nos estaban engañando, pero no queríamos perder tiempo y poder llegar temprano. Los listos nos dijeron que a la vuelta costaría 200 baths. Allí sí tomamos el bus, por sólo 30 baths y unos 40 minutos. Menudos piratas. Además coincidimos con un canadiense muy majo, que ya había estado en Myanmar y nos aconsejó varias cosas. De hecho, y a pesar de mi reticencia inicial a viajar a este país, fue el que terminó de convencerme para que lo incluya en la ruta. En fin, unos piratas los de los tuk-tuk, como ya comenté en Bangkok.

Al llegar a la ciudad antigua de Sukhothai, y por la experiencia vivida en Ayutthaya, lo primero que hicimos fue alquilar una bicicleta, descubriendo después que aquí no era necesaria, dado que el recinto es mucho más pequeño. Aunque reconozco que nos vino de lujo cuando fuimos a ver un par de templos a las afueras de la muralla. Y, de igual modo que entonces, pasamos tranquilamente sin que nadie nos pidiera el ticket que debíamos haber comprado previamente.

El primer templo que te encuentras al llegar a Sukhothai es, sin duda, el más espectacular, el Wat Mahathat, y es sencillamente impresionante. Posee la clásica estupa en forma de flor de loto. En el simbolismo budista, el significado más importante de la flor de loto es la pureza del cuerpo y del alma. Cuenta la leyenda que cuando el niño Buda dio los primeros pasos, en todos los lugares que pisó, florecieron flores de loto.

Wat Mahathat, Sokhothai. Marzo 2015.

Wat Mahathat, Sokhothai. Marzo 2015.

El otro templo que merece la pena dentro del recinto es el Wat Si Sawai, construido por el imperio Khmer y asentado en esta zona mucho antes de que Sokhothai se convirtiera en la capital del reino de Siam.

Wat Si Sawai, Sukhothai. Marzo 2015.

De camino al templo que se encuentra fuera del recinto amurallado, nos encontramos éste otro, el Wat Sorasak, que destaca sobre los demás por poseer una estupa cuya base está adornada con figuras de elefantes, que se dice que eran los animales idóneos para defender los templos. En cualquier caso, es diferente al resto de templos de la ciudad, y, como podéis observar, está muy bien conservado.

Wat Sorasak, Sukhothai. Marzo 2015.

Y finalmente, el Wat Si Chum, un templo de gran importancia espiritual y situado al norte de la ciudad amurallada. Contiene un Buda sentado de 15 metros de altura. Su lejanía se debe a que se quería garantizar la tranquilidad del lugar para la sagrada figura. En esta zona sí que no nos libramos de pagar la entrada.

 
Wat Si Chum, Sukhothai. Marzo 2015.

Desde Sokhothai tomamos el autobús que nos llevaría a Chiang Mai por 228 baht y unas cinco horas y media de trayecto. El autobús, pasable, nada del otro mundo, pero más que suficiente. Hacía paradas casi en mitad de la nada para subir o bajar a personas.

En resumen, Ayutthaya y Sukothai son dos grandes centros arqueológicos del país, en los que se puede percibir la magnitud y belleza de las que fueran las dos primeras capitales del reino antiguo. Ambas representan una obligada visita para los viajeros, aunque si tuviera que elegir entre una y otra por falta de tiempo, escogería Ayutthaya. Para gustos, colores.

Otros grandes complejos de templos que me encontré posteriormente durante los siguientes meses de viaje fueron Borobudur y Prambanan en Indonesia y, especialmente, los templos de Angkor en Camboya.


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2 comentarios :

  1. He disfrutado mucho leyendo tu aventura y he tomado buena nota para mi proximo viaje a Thailandia en dos semanas. Saludos, Cristina

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    1. Muchas gracias Cristina. Te invito a leer el resto de entradas de mi viaje a Tailandia. Y si puedo ayudarte a organizar tu viaje, por favor, no dudes en preguntarme cualquier duda o pregunta que tengas.

      Espero que lo disfrutes, para mí fue el primer país que visité en Asia y todo era nuevo y emocionante.

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