Sihanouk Ville y sus playas de arena blanca

Sihanouk Ville fue el primer puerto construido en Camboya, y el pueblo ha crecido entorno al atractivo de sus playas de arena blanca y aguas templadas de color azul turquesa. También sirve como campamento base para visitar el resto de la costa camboyana y sus islas. 

Playa de la Independencia. Sihanouk Ville. Abril 2015.

El autobús desde Phnom Penh hizo parte del trayecto bajo la lluvia, y así seguía la meteorología cuando llegamos a la estación de autobuses de Sihanouk Ville. Varios conductores de tuk-tuk se nos abalanzaron al bajar conocedores de que, ante tales circunstancias, no teníamos otra opción. Allí coincidí con dos parejas que buscaban la zona de alojamientos y con las que compartí el transporte. La pareja joven la formaban un inglés, Adam, y una portuguesa, Natali, mientras que un alemán, Gunter, y una filipina, Yolly Ann, eran el matrimonio de más edad. Desde allí se convertirían en mi nuevo grupo de viaje. 

Ni tenían reserva ni habían consultado alojamientos, así que fuimos donde nos aconsejó el conductor del tuk-tuk, que coincidía con uno de los que yo sí tenía revisados. Durante el trayecto les enseñé el resto de ellos y sus localizaciones. Después de ver varios, decidimos quedarnos en el G.B.T. 4 Guest House Bungalow & Restaurant, que se encuentra en el área de la playa Ochheuteal, y también muy cerca de la playa Serendipity. La habitación doble con ventilador y baño propio fueron seis dólares la noche. Tenía restaurante, que al final resultó ser lo mejor del hostal. Fuimos a cenar pescado, mi primera vez en dos meses, y a tomar unas cervezas.

Yolli Ann, Gunter, Natali y Adam. Sihanouk Ville. Abril 2015.

A las cinco de la mañana me despertaron los camboyanos pegando gritos y poniendo música alta, por lo que me quejé en recepción. Les dije que lo que no era normal era que dejasen meterse a familias de cuatro y cinco miembros en habitaciones de dos, porque luego no eran capaces de controlar el alboroto que armaban al levantarse, ni de imponer un mínimo de silencio hasta ciertas horas. De hecho, sí tenían un aviso así, pero a partir de las 22:00, es decir, cuando se van a la cama los locales. En resumen, es una nota para que el turista no moleste al camboyano, pero nada similar al contrario por la mañana. Así que con el cabreo que tenía, decidí irme a conocer la ciudad.

Primero paseé por la playa hasta el muelle, donde termina la calle que sube hasta la glorieta del león de oro. Por el camino fui mirando alguna otra opción de hospedaje por si acaso. Después de desayunar, seguí caminando hasta el centro de la ciudad, visitando el mercado local, que es un sitio que siempre me gusta ver.

Playa Serendipity. Sihanouk Ville. Abril 2015.

Glorieta del león de oro. Sihanouk Ville. Abril 2015.

Desde allí seguí hacia la playa Victoria, pasando por la plaza de la Independencia y otro monumento conmemorativo de la amistad entre Camboya y Vietnam, como el de Phnom Penh. Había recorrido ya unos ocho kilómetros hasta aquella zona, y mi idea era tomar una motocicleta para volver, pero bajé a la playa y empecé a andar por la arena, pasando por debajo de un puente que conectaba con otra pequeña isla. Luego tuve que salir a la carretera que transcurre paralela a la costa hasta enlazar con la playa de la Independencia, donde me descalcé para seguir caminando por la arena. En esa carretera hay una zona vallada donde se ven muchos monos. 

Playa de la Independencia. Sihanouk Ville. Abril 2015


Macacos cerca de la playa de la Independencia. Sihanouk Ville. Abril 2015.

Y desde allí, otra vez a la rotonda del león dorado y a mi hostal. En total, alrededor de dieciséis kilómetros, quizás alguno más. Comí y descansé en la habitación, y por la tarde fui un rato a la playa, justo en frente de mi hostal. Allí encontré a la pareja joven y quedamos para cenar, también con el matrimonio.

Desperté a media noche justo para encontrarme unas bed bugs (pulgas) llenas de mi sangre, a las que aniquilé sin piedad ni remordimiento alguno. Estos bichos te pican tres veces en la misma zona, desayuno, merienda y cena, le llaman. Me enteré de ello en San Francisco, Estados Unidos, cuando tuve una reacción alérgica a dichas picaduras y por la que se me hinchó la cara y tuve que ir a urgencias. En aquella ocasión fueron muchas las picaduras que tuve, también mis amigos, pero a ellos no les afectó. Desde entonces, viajo con medicinas para tratar esos casos, entre ellas urbason en pastillas y un antihistamínico. En esta ocasión, al ser sólo pocas picaduras, no me hizo falta tomar nada, pero aún así, ya no pude volver a dormir.

Playa en Sihanouk Ville. Abril 2015

Playa en Sihanouk Ville. Abril 2015

Qué por la mañana temprano con Adam y Natali tpara ir a ver la cascada Khal Chhay, a unos quince kilómetros de la ciudad. Nos habían dicho que al ser fin de semana irían muchos locales, aunque luego no fue así. Alquilamos las motocicletas en nuestro hostal por cuatro dólares el día. La mía, aparte de tener el velocímetro roto, consumía rápidamente la gasolina, y en esa mañana tuve que echarle combustible tres veces. Una de ellas fue desde un bidón, como la primera foto de Camboya que puse en el post de Siem Reap, y otra comprando directamente una botella de cristal de un litro.

La idea era ir por el camino más cercano a nuestro hostal, pero no encontramos el desvío, y decidimos ir por el que había en el otro extremo del pueblo. En esa carretera nos paró la policía, diciéndonos que al no tener la licencia para conducir en Camboya teníamos que pagar por darnos un recibo si queríamos seguir conduciendo. Ya había leído sobre esto, es como una especie de mordida, y en la frontera ya comprobamos el grado de corrupción que existe entre los agentes camboyanos.

Le dije que yo tenía una licencia internacional, pero ni con esas. Adam le dijo que no íbamos a pagar nada, a lo que el jefecillo respondió que las motos se quedaban allí inmovilizadas. Entonces Adam le preguntó si era culpa del hostal, que si no podíamos conducir no debería habernos alquilado la moto, y que dejase que la empujásemos, sin montarla, para devolverla. El jefe se hacía el duro, y le pregunté, irónicamente, si me daría la licencia después de pagarle. Simplemente fue para dejarle en evidencia y que no siguiera dándonos argumentos sin sentido alguno. Le pregunté cuánto había que pagar, y me dijo que eso era cosa mía, por lo que le ofrecí un dólar, y me dijo que no, que nos fuésemos al hostal, y que si nos volvía a ver conduciendo nos llevaría directamente a la cárcel.

Regresamos al hostal y se lo comentamos al recepcionista, que primero nos dijo que pagásemos y después pasó de nosotros. Increíble. Encontramos a Gunter y Yolly Ann allí, y se vinieron con nosotros a volver a intentarlo por la primera ruta, menos transitada y donde no habíamos visto policía alguno. Después de preguntar un par de veces, conseguimos encontrar el desvío, y posteriormente el camino final que nos llevaría hasta la cascada. La entrada fue un dólar, y no había mucho que ver, puesto que llevaba muy poca agua. Lo que sí había era mucha basura en los alrededores, que resultaba curioso al ver los carteles que los locales tenían puestos por allí pidiendo que no se tirase basura al río y que ellos mismos no respetaban. Lo que sí había era algún tipo de fiesta en la aldea que la rodeaba, pues las chicas jóvenes llevaban vestidos de colores y coronas y ramos de flores. 

Cascada Khal Chhay. Sihanouk Ville. Abril 2015.

Cascada Khal Chhay. Sihanouk Ville. Abril 2015.


Cascada Khal Chhay. Sihanouk Ville. Abril 2015.

Al volver, nos quedamos paseando por la playa Otres, la más alejada y menos concurrida de todas las de Sihanuok Ville.

Playa Otres. Sihanouk Ville. Abril 2015.

Por la tarde descubrí que me habían picado más pulgas en la espalda y brazos, así que ya no estaban sólo en la cama, también en mi ropa. Comencé a ponerme muy nervioso, no sólo porque eran muchas más picaduras, sino también porque ese mismo día había finalizado el seguro médico que me cubría por haber comprado el billete de avión con la tarjeta de crédito de mi banco. El seguro que tenía preparado para contratar inmediatamente después se descolgó días antes con que no podían cubrirme si ya estaba fuera de España, que tenía que haberlo contratado antes. Esto fue algo que pregunté repetidamente en su día precisamente por esta razón, pero debí hablar con la persona equivocada en su día y que no supo hacer bien su trabajo.

Decidí empezar a tomar las pastillas de urbason y el antihistamínico, separé toda la ropa sospechosa, y pedí al recepcionista que me cambiasen de habitación. Me dijo que estaban completos esa noche, y entonces les propuse que me limpiasen la habitación cambiando también las sábanas y almohadas. El recepcionista era un chaval joven y no sabía cómo reaccionar. De hecho, su primera respuesta fue que esperase diez minutos a que se incorporase el siguiente recepcionista. No quería ni avisar a su jefe cuando se lo pedí por si él podía darme una solución. Empezaba a perder la calma con el chaval, que demostraba no importarle en absoluto mi problema. Al final llegó el siguiente recepcionista, con más experiencia, le expliqué la situación e inmediatamente ordenó limpiar la habitación y cambiarlo todo.

Atardecer en Sihanouk Ville. Abril 2015

No es la primera vez que noto que aquí en Camboya no cuidan a los clientes como lo que son. Sólo les importa coger el dinero del momento, el de ese día, sin importarles el trato que deben dar como contra prestación, ni que eso suponga perder un dinero futuro. Comencé a revisar las condiciones de otras compañías de seguros y a enviar correos de información a varias de ellas. Al final, con la paranoia que tenía no me apeteció salir a cenar fuera aún siendo sábado, y me quedé en el restaurante del hostal mirando estos asuntos y chateando con algunos amigos. 

A la mañana siguiente desperté temprano, y tenía nuevas picaduras en una de las piernas. Esa noche, y a pesar del calor, dormí con camiseta puesta para evitar otras más en la espalda. Cogí la motocicleta y, antes de que finalizase el alquiler de la misma, fui a ver la montaña de la ciudad, un cerro más bien, pero con vistas a la ciudad y las playas. También el templo que había allí mismo y una iglesia católica cercana. Después de devolverla, fui caminando por la playa hasta el muelle para preguntar el horario de las barcas que van hacia las islas, y el posterior autobús que debía tomar para ir a Kampot.  

Sihanouk Ville. Abril 2015.

Me encontré al resto del grupo al llegar. Gunter y Yolly Ann se iban en autobús hacia Phnom Penh, así que les dí algunos consejos de visitas mirando el mapa, y nos despedimos de ellos. Adam despertó con muchísimas picaduras de pulgas, y estaba cabreado con el recepcionista pidiendo al menos un descuento en el precio de la habitación. Por supuesto la respuesta fue negativa, y ahí entré yo también poniéndoles a caldo, y diciendo que escribiría en tripadvisor y en otros sitios hablando mal de su hostal, pero ni por esas. Ni siquiera un atisbo de disculpa alguna, o un detalle como invitarnos a desayunar. Simplemente insistían en que no era su problema, que los clientes las traían de la playa u otros sitios y que no podían hacer nada. Repito aquí el nombre del lugar, G.B.T. 4, para que no os hospedéis allí si vais algún día a Sihanouk Ville. Posiblemente los tres primeros de la compañía operen de la misma manera, así que cuidado también si optáis por uno de ellos. 

Finalmente fuimos al puerto a comprar los billetes hacia Koh Rong e hicimos tiempo en un restaurante cercano donde comimos algo. 

En resumen, Sihanouk Ville es una pequeña ciudad en expansión alrededor del turismo que generan sus playas. Como en todos los destinos de este tipo, hay opciones para tener fiesta cada noche, o estar más tranquilo si te alejas de esas zonas. Es el punto de partida hacia las islas Koh Rong

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