Mui Ne y las dunas de arena blanca y roja

Mui Ne, al sur de Vietnam y paraíso de los amantes del surf, ha visto cómo en los últimos tiempos se han multiplicado los resorts en frente de sus playas. Ver amanecer en sus famosas dunas de arena blanca y roja es su atractivo más popular.

Dunas de arena blanca. Mui Ne. Mayo 2015

El autobús desde Ho Chi Minh City llegó cuarenta minutos tarde a Mui Ne, y ya era de noche. Yo tenía apuntados varios alojamientos con dormitorios compartidos, pues estaría sólo una noche. Un chaval de veintidós años de Nueva Zelanda se bajó preguntando por ellos al conductor, y le invité a unirse a mí. A él le bastaba el de mochileros, y yo le dije que encontré otro similar pero más barato, aunque estaba más alejado. Se vino, pero no logramos encontrarlo de primeras, era de noche y la calle donde se encontraba pequeña. Empezamos a caminar de vuelta al de mochileros, pero me paré y le dije que estaba seguro que estaba allí, que iba a comprobarlo otra vez, y me dijo que me esperaría allí. Y, efectivamente, lo encontré, y con dormitorios nuevos, colchones nuevos y decoración moderna. Cuando fui a buscarlo, había desaparecido. En fin, sin comentarios. 

Como comentaba, el sitio es muy recomendable. Se llama Mui Ne Hills Hotels, por seis dólares la habitación de seis camas, y cinco la de ocho. Elegí la primera porque sólo había una persona más y la de ocho estaba llena. También me vino bien porque contraté, por diez dólares, el tour para ver las dunas de arena blanca, donde veríamos amanecer, las de arena roja, la aldea de pescadores y la "corriente de hadas". La salida era a las cuatro de la mañana, y me puse la alarma quince minutos antes. Sabía que era más caro que si lo buscaba fuera, y al hacerle la broma a la recepcionista me lo reconoció, pero eran alrededor de las nueve y media de la noche, y no había cenado aún, así que lo dí por bueno. A veces, pagar un poco más, compensa.


Las dunas de arena blanca y roja


De madrugada, salimos con retraso de mi hostal, y en mitad de la ciudad, subieron otras personas al todo terreno. Al llegar a las dunas de arena blanca, tuvimos que pagar 10.000 dongs adicionales, y tuve la extraña sensación de que era una entrada pirata. Quizás me equivoque, pero para las de arena roja no tuvimos que pagar nada. Nos dieron una hora allí. Subimos una pequeña duna y nos quedamos viendo el precioso amanecer de ese día, donde el sol se levantó nuevamente rojo. Después subí y bajé las tres dunas más altas, y recorrí la cresta de una de ellas. Había muy buenas vistas. Reconozco que el lugar, sin ser el desierto de Omán, al que fui en el año 2010 con otros amigos, tenía su belleza. Muchos de los turistas se entretuvieron el alquilar un quad y llenar el amanecer de un ruido espantoso, y otros en tirarse duna abajo con un plástico. Cada uno disfruta como quiere de cada lugar y momento. 

Amanecer en las dunas de arena blanca. Mui Ne. Mayo 2015

Dunas de arena blanca. Mui Ne. Mayo 2015

Dunas de arena blanca. Mui Ne. Mayo 2015

Dunas de arena blanca. Mui Ne. Mayo 2015

Cuando llegué a la zona donde esperaban los conductores, los encontré apostando a un juego cuya dinámica no llegué a entender. Y al sacar la foto, me pidieron que no la enseñara porque los policías les podrían llevar a la cárcel. No sé porqué, pero sentí que ahí se jugaban esa "entrada" adicional. 

Conductores de los todoterreno apostando. Mui Ne. Mayo 2015

Después fuimos a ver las dunas de arena roja, mucho menos espectaculares y más masificadas. De nuevo, mucha gente se quedaba en la primera tirándose por su lateral con un plástico. 

Dunas de arena roja. Mui Ne. Mayo 2015

Dunas de arena roja. Mui Ne. Mayo 2015

Dunas de arena roja. Mui Ne. Mayo 2015

La aldea de pescadores resultaba especialmente curiosa, con muchas barcas cerca de la orilla y los habitantes de la misma limpiando el pescado en la misma playa, que, a su vez, estaba llena de basura. Al igual que en los anteriores países visitados, la falta de higiene me pareció importante. 

Aldea de pescadores. Mui Ne. Mayo 2015

Aldea de pescadores. Mui Ne. Mayo 2015

Aldea de pescadores. Mui Ne. Mayo 2015

Por último, la "corriente de las hadas" me pareció una patochada mayúscula, pues no era más que seguir el riachuelo aguas arriba descalzos hasta encontrar a la izquierda una formación rocosa de diversos colores bastante decepcionante. Por supuesto, según mi opinión, aunque quizás sea la ignorancia la que me haga opinar así. Eso teniendo en cuenta, además, que la última parte, por donde empezamos, recogía las aguas residuales. 

Corriente de las hadas. Mui Ne. Mayo 2015

Llegué al hotel en torno a las nueve de la mañana, y pregunté por los autobuses hacia Dalat, y me contestaron que el último salía a las doce y media de la mañana, y que el coste eran diez dólares. Como me sonó caro y tenía tiempo, bajé a la calle principal a preguntar a varias agencias, y en la dos me bajaron el precio a siete dólares, por lo que compré el billete en la más cercana.

El espacio entre asientos del autobús era especialmente pequeño, y no cabía ni ladeándome y sacando las piernas al pasillo. Le pedí al conductor un cambio, pero me dijo que otra pasajera vietnamita, mucho más pequeña que yo, no lo aceptó. Y para más inri, la señora del otro lado del pasillo, también vietnamita, abría sus piernas, sobre todo al quedarse dormida, y me dejaba aún menos espacio. Mantuve con ella una "lucha de piernas" todo el camino, viendo que no tenía ningún tipo de empatía con mi situación. Fue un viaje realmente duro. Lo mejor fue ver a un pequeño mono jugando con un perro en el local donde paramos a mitad de camino.

Monito y perro jugando en la área de descanso. Desde Mui Ne a Dalat. Mayo 2015

Monito jugando en la área de descanso. Desde Mui Ne a Dalat. Mayo 2015

En resumen, las dunas de Mui Ne son bonitas, pero si ya has ido alguna vez al desierto, no creo que merezca la pena ir hasta allí únicamente para ver eso si no te quedas más días disfrutando de sus playas, que también son bonitas. En mi caso, no estaba en mis planes dejarme más días allí.   

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