Chiang Mai y el Parque Nacional Doi Inthanon

Chiang Mai, situada a menos de 700 kilómetros al norte de Bangkok, es la ciudad más visitada de esa parte de Tailandia, la más importante a nivel cultural. También es un campamento base ideal para realizar actividades al aire libre debido a la belleza de la naturaleza que la rodea. El cercano Parque Nacional Doi Inthanon contiene la montaña más alta del país. 

Wat Phra Singh, Chiang Mai. Marzo 2015.


Al autobús desde Sokhothai hasta Chiang Mai también subieron dos ucranianos, Sergiy y Valentín, que se convertirían en compañeros de anécdotas durante nuestra estancia en la ciudad. Durante el viaje, nos contaron sobre el conflicto con Rusia, sus causas y consecuencias, y a nivel más personal, sus inquietudes y miedos. Sergiy, por ejemplo, siendo abogado, ya había decidido unirse a filas si era requerido por el ejército. Como no tenían reserva alguna para pasar la primera noche en la ciudad y llegaríamos tarde (nosotros la habíamos hecho justo antes de subir al autobús por esa misma razón), se vinieron a nuestro hostal por si había sitio, y al final nos acabamos quedando todos allí durante cinco noches.


Chiang Mai, La Rosa del Norte


Chiang Mai es conocida como La Rosa del Norte, y su nombre significa "nueva ciudad amurallada", pues el rey Mengrai, fundador de la ciudad en el año 1296, construyó un foso y un muro alrededor de la misma para protegerla contra las incursiones de los birmanos. Parte de este muro sigue existiendo en la actualidad, y delimita el casco antiguo de la ciudad, que contiene muchos templos obra de la dinastía Mengrai de Lanna.

Desde la estación de autobuses de Chiang Mai, tomamos un transporte público los cuatros juntos hasta una calle contigua a la que se encontraba el hostal que habíamos reservado Antonio y yo. Se llamaba T-Room Guesthouse, y está en la calle Soi 3. Por si vais, y para que os sepáis orientar, está cerca de la esquina sur-este de la muralla. El sitio es muy recomendable, sencillo, pero limpio y bien situado. El precio de la habitación doble son 450 baht, es decir, algo más de seis euros por persona al cambio. Aparte, nosotros desayunamos allí cada día, e hicimos varias comidas, porque la dueña cocinaba muy bien. Eso sí, tiene un fallo, y es que no siempre encontrarás a alguien en recepción. Es más, lo más probable es que no lo hagas, porque se encuentran la mayor parte del tiempo en su otra guesthouse, que está escasamente a 20 metros, y es donde tienen la cocina y la oficina de excursiones.

Mapa del centro amurallado de Chiang Mai. Marzo 2015.

Esa noche, para cenar, degustamos uno de los platos típicos de la zona norte de Tailandia, el khao soi, una sopa de noodles con curry, leche de coco y pollo, cerdo o ternera. Aunque resultó algo picante, estaba buena.

Durante el primer día fuimos a dar una vuelta por todo el casco antiguo, comprobando que Chiang Mai, aún con mucho movimiento, nada tenía que ver con la bulliciosa Bangkok. Recorrimos su arteria principal, la Ratchadamnoen Road, visitando en ella los dos templos más famosos de la ciudad. El primero fue el Wat Phra Singh, que cuenta con uno de los Buda más venerados del norte de Tailandia, y el segundo el Wat Chedi Luang, que tuvo el honor de acoger durante mucho tiempo la imagen del Buda esmeralda, gran emblema y estandarte de Siam. Este templo contaba originalmente con 80 metros de altura, pero un terremoto lo derrumbó parcialmente, y actualmente no sobrepasa los 40 metros.

Wat Chedi Luang, Chiang Mai. Marzo 2015.

Wat Chedi Luang, Chiang Mai. Marzo 2015.

Fuera de éste último templo, hay un rincón con mesas y sillas preparado para que los turistas interaccionen con los monjes. Es decir, puedes conversar tranquilamente con ellos si quieres conocer más acerca del budismo, a la vez que ellos practican su inglés. Nosotros lo hicimos, ayudados por un jubilado canadiense que pasaba largas temporadas en Chiang Mai y a quién le gustaba ir allí cada día a disfrutar de la compañía de los monjes.

Nos contaron que es una religión que no intenta convencer a nadie de nadie, y que respeta profundamente el resto de creencias. Tienen más de doscientas reglas que los monjes no pueden violar. Entre ellas, por ejemplo, no practicar deporte o no poder ser tocados por ninguna mujer. Recibí una respuesta positiva cuando pregunté si eso incluía un saludo de su madre. No pueden apegarse a nada, ni siquiera a su familia, así que aunque sentirse triste es normal cuando pierden a un familiar, lo superan con la convicción y alegría de que volverá reencarnado en otra persona. Nos dicen que prácticamente todos los jóvenes pasan alguna vez en sus vidas un periodo como monjes, más o menos largo a decisión personal. Incluso pueden entrar y salir hasta tres veces. Y que sólo el 20% de ellos decide continuar como monje durante el resto de sus vidas. Su día a día comienza muy temprano, sobre las cinco de la mañana, y tienen prohibido comer más allá del mediodía, sólo beber. La verdad, una charla muy instructiva que me dejó con ganas de leer más sobre el budismo.

Para cerrar el tema de los templos de la ciudad, recomendaré otro fuera de la zona antigua y que me gustó especialmente por su arquitectura y los animales y monjes o Budas pequeñitos que había en el jardín que lo rodeaba, el Wat Buparam. Si sigues esa calle principal de la que hablaba anteriormente, y sales del recinto amurallado por la Tha Pae Gate, te lo acabas encontrando antes de llegar al canal. Por otra parte, empezaba a sentirme cansado de ver Budas, pues acababan siendo todos más o menos similares y, exceptuando el hecho de que unos sean más antiguos que otros, por lo demás no distinguía el porqué de la diferente importancia.

Wat Buparam, Chiang Mai. Marzo 2015.
¿Mini monjes haciendo el trenecito? ¿¿??. Chiang Mai. Marzo 2015.

Opciones para daros un masaje en Chiang Mai encontraréis miles. Nosotros elegimos hacerlo en la cárcel de mujeres de la ciudad, por su buena fama y por representar una obra social. Gracias a un programa de rehabilitación para mujeres con condenas que no conlleven delitos graves, aprenden el arte milenario del masaje tailandés durante su tiempo en prisión. Cuando le restan sólo seis meses de condena, empiezan a trabajar en la sala de masajes que tiene la prisión, ganando un sueldo que se les entrega al finalizar la condena. Gracias al programa, consiguen una profesión y un título con el que poder ganarse la vida y no volver a delinquir.

Ya por la noche fuimos al mercado nocturno y night bazaar, situados en la zona este de la ciudad, entre la muralla antigua y el río, con puestos de comida, ropa, artilugios o empresas de excursiones y masajes. 

Lo mejor para moverse por Chiang Mai son los songthaews, que son como un mini autobús rojo, con la parte trasera abierta, y que van recogiendo a gente por el camino. Es decir, compartes transporte con más gente, así que resulta más barato que los tuk-tuk.

Estuvimos mirando alguna excursión a las afueras de la ciudad, para hacer trekking por las montañas de los alrededores. Pero los precios eran caros, especialmente los relacionados con ir a alguno de los parques de elefantes y subir en ellos. Y teníamos nuestras dudas sobre el estado de los bosques al estar en la estación seca.

Al respecto de estos parques de elefantes o tigres, antes de llegar a Tailandia leí que en algunos blogs pedían no ir a los mismos. Menos aún montar sobre los primeros y hacerse fotos junto a los segundos, porque por mucho que los cuiden, no deja de ser una especie de maltrato animal, ya que la única forma de que estén realmente bien sería en libertad en la selva o la montaña. Por el contrario, los propietarios de estos parques se defienden apelando a los puestos de trabajo que crea, ayudando a la economía y desarrollo social de la zona. Entiendo que esto pueda ser así, pero igualmente, estoy a favor de que estos animales salvajes puedan vivir en libertad, sin aguantar a tanto turista tonto que sólo busca inmortalizar su momento en una foto. Os mentiría si os digo que no me hubiese gustado hacer ambas cosas, pero seré consecuente con esta idea. Así que, desde aquí, y siguiendo el ejemplo de otros compañeros, también os pido que no fomentéis este tipo de turismo.


El Parque Nacional Doi Inthanon


Al final decidimos alquilar una moto por un día e ir por nuestra cuenta al Parque Natural Doi Inthanon, a 85 kilómetros de Chiang Mai, una hora y tres cuartos de trayecto, y que cuenta con el pico más alto de Tailandia, 2565 metros de altura. El coste por una motocicleta de 125 cc. automática, que la máxima velocidad que alcanzó fue de 100 km/h, fue de 250 baht. Y sí, fui de paquete tooooodo el tiempo, y a la vuelta, mi culo no era ya mío y estaba hasta los mismísimos de la moto y los humos de las otras. Pero nos hizo un buen trabajo, y Antonio condujo de lujo. Además, también se apuntaron los ucranianos, que alquilaron otra moto, claro está. Y puntualizo esto porque por aquí he visto varias veces a tres personas y cuatro personas en una moto más pequeña y todos sin cascos. Nosotros sí llevábamos los nuestros.

Sergy, Valentín, Antonio y yo. Chiang Mai. Marzo 2015.

La visita a Doi Inthanon fue algo decepcionante en varios aspectos. La entrada al parque fueron 300 baht, más otros 30 por la moto. Como no queríamos que nos hiciera mucho calor, decidimos subir primero al pico y hacer un trekking. La subida son otros 40 kilómetros adicionales desde la entrada al parque, en una carretera de montaña, y no tenía mucho más atractivo que el de hacerse la foto en el cartel de la máxima altitud de Tailandia. Había mucha neblina y luminosidad, por lo que no conseguí buenas fotos, aunque el paisaje seguía siendo espectacular.

Entrada al Parque Nacional Doi Inthanon. Marzo 2015.

Paisaje de Doi Inthanon. Marzo 2015.

Paisaje desde el mirador de Doi Inthanon. Marzo 2015.

Al hacer el trekking de tres horas planeado, nos obligaban a coger un guía local por 200 baht el grupo, y aunque con eso ayudas supuestamente a la economía de la zona, no me gustó nada al haber pagado ya una entrada general al Parque Doi Inthanon. Además, la guía no hablaba nada de inglés, y simplemente paraba donde había un cartel explicativo y nos invitaba a leerlo. El camino tampoco era de montaña, sino que había como escalones que parecían de madera y resultaron ser de cemento. Por los gestos de la guía, entendimos que ellos habían transportado cada uno de ellos. Por supuesto, no podías salirte de ese sendero de cemento. Y, como temíamos, la mayor parte del recorrido estaba muy seco. Conclusión, una ruta bastante mala que, por supuesto, no recomiendo a nadie, al menos en temporada seca. Quizás en la época húmeda esté más bonito.

Lo que sí merece la pena es visitar las dos pagodas que hay justo al lado de la "ruta" de trekking. Pero aquí viene otra buena, pasar eran 40 baht adicionales... ¿Qué significa para ellos la palabra entrada?. Poseen un estilo más moderno, y los jardines que las rodean están cuidados hasta el último detalle y llenos de colores.

Pagodas Nobhamethanidol y Nabhapolbhumisiri, en Doi Inthanon. Marzo 2015.

Pagodas Nobhamethanidol y Nabhapolbhumisiri, en Doi Inthanon. Marzo 2015.

Pagodas Nobhamethanidol y Nabhapolbhumisiri, en Doi Inthanon. Marzo 2015.

Pagodas Nobhamethanidol y Nabhapolbhumisiri, en Doi Inthanon. Marzo 2015.

Jardines de las Pagodas de Doi Inthanon. Marzo 2015.

Después fuimos a ver un par de cascadas. La primera, Vijiradhara Waterfall, preciosa, se adivinaba que en temporada húmeda debe ser espectacular. De hecho, había una pareja de recién casados haciéndose allí las fotos pertinentes. La segunda, Mae Ya Waterfall, se encuentra justo a la salida del parque, no es tan bonita, y además cobran otros 50 baht. Suma y sigue. Aquí es donde los locales se bañan, con muchos puestos de comida en una de las orillas del río.

Después de pagar no pensaba quedarme detrás de la señal de prohibido el paso, así que la salté y me situé casi debajo de la cascada. El resto me siguió, pero fui el único que terminó escurriéndose en las rocas mojadas. Al final, no llegamos a tiempo de ver la cueva, Brichinda Cave, porque ya había muy poca luz.

Cascada Vijiradhara. Doi Inthanon. Marzo 2015. 

Cascada Mae Ya. Doi Inthanon. Marzo 2015.


En definitiva, no recomiendo en absoluto esta visita al Parque Nacional Doi Inthanon, primero porque no es nada del otro jueves, y segundo porque es un no parar de pagar diferentes entradas que te acaba cabreando. Pero si lo hacéis, empezar primero por la cueva y las cascadas, luego las pagodas, luego subir al pico y, por último, el trekking. Eso sí, la carretera para ir está en perfecto estado, y no tiene pérdida. Tomas la carretera número 108 en Chiang Mai, dirección hacia el aeropuerto, y cuando llegas al pueblo Chong Thom, tomas la 1009 durante unos 10 kilómetros aproximadamente, que te lleva directamente hasta la entrada al parque.

Como el alquiler de la moto era por 24 horas y habíamos salido a las 8:25, decidimos madrugar y subir a ver el templo sagrado, Wat Phrathat Doi Suthep, importante centro de peregrinación y el más venerado de la provincia. Se encuentra a unos 15 kilómetros al nor-oeste de la ciudad, rodeado de vegetación. Al llegar, tienes que subir 300 escalones, aunque hoy en día existe un telecabina para subir cómodamente. El coste de la entrada es de 40 baht. El templo data del año 1383, y cuenta la leyenda que se colocó una reliquia sobre un elefante blanco para escoger el lugar en el que se edificaría el templo, permitiendo a la bestia andar. Cuando llegó a este lugar, dio tres vueltas sobre sí mismo y se tumbó para morir. Los que lo vieron, marcaron el lugar como el más idóneo para construir el templo.

Escaleras de entrada al Wat Phrathat Doi Suthep. Chiang Mai. Marzo 2015.

Elefante blanco de la leyenda. Wat Phrathat Doi Suthep. Chiang Mai. Marzo 2015. 

El templo en sí es bonito, y hay un mirador desde el que se tienen vistas espectaculares de la ciudad, aunque es algo que no pudimos comprobar dado que había algo de neblina en el ambiente. Hay que tener en cuenta que entre mediados de Febrero y finales de Abril, los campesinos de la zona se dedican a la quema ilegal de campos, generando mucho humo, por lo que no es extraño que durante esta época no se pueda ver prácticamente el paisaje. Esto mismo me pasaría también posteriormente en otras localizaciones de Tailandia.

Wat Phrathat Doi Suthep. Chiang Mai. Marzo 2015.

Wat Phrathat Doi Suthep. Chiang Mai. Marzo 2015.

En una de las capillas laterales, ví que un monje ponía una cinta blanca en la muñeca de la gente que se arrodillaba delante, como una especie de bendición. Cuando no quedaba nadie, le pregunté al monje qué significaba aquello, pero no me debió entender, porque  afirmó con la cabeza levantando una cinta para mí. Así que me arrodillé y me la puso, y aquí la llevo aún. No sé si debo esperar a que el nudo se deshaga solo.

Al salir, había niñas de la tribu Hmong ataviadas con su vestido tradicional, y que al intentar hacerles la foto, se cubrían la cara con el brazo diciendo "no money, no photo". Muy graciosas. No pudimos subir ni a su aldea, Khun Chankian, ni al monte sagrado Doi Pui, porque para ambos debíamos seguir subiendo por la carretera de montaña y no teníamos tiempo. De hecho, al volver a la ciudad, nos desorientamos un poco, dimos alguna vuelta de más, y acabamos llegando sobre las 9:20, pero no nos cobraron la hora adicional.

Mapa de los alrededores del Wat Phrathat Doi Suthep. Chiang Mai. Marzo 2015.

Ese sábado por la noche salimos a tomar algo con nuestros amigos ucranianos por la zona mochilera de la parte antigua de Chiang Mai, con un gran ambiente. Eso sí, sales de esa zona, y todo quietud y tranquilidad.

El domingo por la tarde se levanta el Sunday Walking Street, es decir, un mercadillo enorme situado en la calle principal de la ciudad antigua y calles colindantes. Había de todo, ropa, complementos, cosas de decoración, que suelen tener muy buen gusto, etc. También varios puestecitos para comer en los que dimos buena cuenta de algunos nuevos pinchos. Y, por supuesto, al volver al hostal, volvimos a comprar otro batido de frutas a los que nos hicimos adictos.

Sunday Walking Street. Chiang Mai. Marzo 2015.

En el hostal me ofrecían el traslado a Pai en minivan, por 180 baht y cuatro horas de viaje, avisándome de que una de ellas la utilizaban para recoger a los demás clientes en sus respectivos hostales. Como ya había recibido el consejo de una catalana que viajaba sola y había estado allí, busqué la estación desde donde salía el autobús local, la Arcade Bus Station, y el precio, y obviamente era mucho menor. Pagué 75 baht, más los otros 60 baht que me costó el songthaew hasta la estación. No pensé que estaba tan alejada de la ciudad, y como antes tenía que llevar a otras personas al aeropuerto, llegué pelado de tiempo para subir y marchar, así que no pude desayunar nada.

Allí me separaba ya de Antonio, gran tipo, que se quedaba probando la meditación en uno de los templos de Chiang Mai antes de partir hacia Laos.

Para finalizar, resumiros que Chiang Mai me encantó, nada tiene que ver con la caótica Bangkok. Tienes un abanico de posibilidades para interaccionar con la naturaleza de los alrededores, la cultura tailandesas o algunas etnias minoritarias.

"Que el timón de tu vida sea la elección, no la inercia".

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