El centro de orangutanes y osos sol de Sepilok

Creado en el año 1964, el Centro de Rehabilitación de Orangutanes (y Osos Sol) de Sepilok tiene por misión curar y cuidar de orangutanes heridos y huérfanos, y devolverlos a la jungla. Los más jóvenes pasan un tiempo en la guardería, aprendiendo las habilidades esenciales para la vida en la jungla, como encontrar comida o escalar, que hubieran aprendido con sus madres. La palabra orangután, en malayo, significa hombre del bosque. Es uno de los cuatro centros de este tipo en todo el mundo.

Orangután en Sepilok. Octubre 2015

El autobús procedente de Kudat me dejó en el desvío de la carretera hacia el Centro de Rehabilitación de Orangutanes (y Osos Sol) de Sepilok (ruta 14 - Batu 14), a unos 25 kilómetros de Sandakan, sobre las cinco y media de la tarde, siete horas y media después de haberlo cogido en Kudat. Un trayecto que se hizo muy largo.

El lugar estaba a unos tres kilómetros de distancia de ese punto, y allí se encuentran los alojamientos más baratos de la zona, o eso había leído. Cuando comencé a caminar, un local ofreció llevarme por diez ringgits, así que lo rechacé. Al cambio son dos euros, pero sé que esa distancia no vale ni tres ringgits, y no me gusta que me tomen ni por turista ni por tonto. Cargado con las mochilas, completé esa distancia, llegando a la puerta principal del centro justo al anochecer. Entre medias me había parado para ojear un hostal ecológico, pero era caro, y el dormitorio común estaba bastante mal acondicionado.

Pregunté dónde estaban las guest houses, y me contestaron que tenía que deshacer unos 150 metros el camino, pero que los resorts que estaban allí al lado también tenían dormitorios para compartir. Como estaba cansado, fui a preguntar por uno de ellos, el Sepilok Jungle Resort, con buenas instalaciones. El dormitorio de cuatro camas, con el baño dentro y desayuno buffet incluido, costaba 40 ringgits. Me dijeron que estaría solo en el mismo, así que acepté, aún suponiendo que sería más caro que una guest house. La señora me comentó que había otro dormitorio con el baño fuera, pero que estaría peor porque las camas tenían tope en la parte inferior y sería incómodo para mí al ser alto. Me dí una ducha y bajé a cenar. Y la ventaja fue que la conexión wifi funcionaba muy bien. El desayuno tipo buffet de la mañana siguiente fue variado, completo y abundante... ¡me puse ciego!. Así que lo recomiendo, merece la pena pagar algo más de vez en cuando.

Antes de salir, pregunté el precio sobre la excursión al río Kinabatangan y las cuevas Gomantong, pero me pareció muy caro. Estaba seguro que en Sandakan, la ciudad más grande de la zona, con probablemente mayor oferta, podría conseguir algo más económico. Hice el check-out y fui a ver el Centro de Rehabilitación de Orangutanes de Sepilok.

Creado en el año 1964, tiene por misión curar y cuidar de orangutanes heridos y huérfanos, y devolverlos a la jungla. Los más jóvenes pasan un tiempo en la guardería, aprendiendo las habilidades esenciales para la vida en la jungla, como encontrar comida o escalar, que hubieran aprendido con sus madres.

La entrada costó 30 ringgits, más otros 10 por la cámara (esto último me parece un atraco). No te dejan pasar nada más, únicamente la cámara, nada de bolsos o mochilas, bebidas o comida, que debes dejar en un casillero. Y te obligan a lavarte las manos delante de la persona que recoge el billete. La razón, que puedes transmitir enfermedades a los simios por el mero contacto, y ellos a ti, por lo que es obligatorio una distancia mínima de cinco metros. Y de hecho, nos exigieron cumplirla cuando, nada más entrar, una orangután, muy dominante nos advirtieron, bajó a la valla de madera y nos estuvo siguiendo un rato, sin podernos detener a leer los carteles informativos. Es la que muestro en la fotografía de la portada.

Macacos en Sepilok. Octubre 2015

Orangután en Sepilok. Octubre 2015

Vi cómo daban de comer tanto a los pequeños orangutanes como a los mayores. Tuve suerte aquel día, porque no siempre pueden verse. Mientras los observas, te piden que guardes silencio, pues son animales muy tímidos.

Orangután en la guardería. Sepilok. Octubre 2015

Jugando con un orangután en la guardería. Sepilok. Octubre 2015

Comiendo en la guardería. Sepilok. Octubre 2015

Orangután en Sepilok. Octubre 2015

Orangután en Sepilok. Octubre 2015

Orangutanes comiendo en Sepilok. Octubre 2015

Orangutanes comiendo en Sepilok. Octubre 2015

Orangutanes comiendo en Sepilok. Octubre 2015

Después hice el trekking por la jungla, incluyendo la torre de avistamiento de pájaros (no vi ninguno), un camino claro, pero duro, especialmente por no llevar ni agua ni comida. Si pretenden que los turistas visiten esta zona, deberían permitir la entrada de material apropiado. Utilicé algo más de hora y media para ir y volver, y eso que no recorrí el último tramo.

Al salir del Centro de Rehabilitación de Orangutanes de Sepilok, en otro complejo más pequeño justo al lado, fui a ver el Centro de Conservación de los Osos Sol, denominados así porque les gusta pasarse el día subidos en los árboles tomando el sol, como el que posó para nosotros. También reciben otros nombres como osos malayos, u osos de los cocoteros en francés, por su afición a los cocos. No guardan muchas similitudes con el resto de las especies de osos, pues son los más pequeños de ellos, no hibernan y son predominantemente nocturnos. La mala noticia es que están en serio peligro de desaparición.

Oso del sol. Sepilok. Octubre 2015

Oso del sol. Sepilok. Octubre 2015

Oso del sol. Sepilok. Octubre 2015

Comí en mi alojamiento, y aproveché para buscar un par de opciones para dormir en Sandakan. Había leído que la ciudad no tenía mucho para ver, por lo que tendría tiempo suficiente de dar una vuelta y buscar diferentes agencias para organizar la excursión que quería hacer. Esperé en la parada del autobús por más de media hora a que pasara el que me llevaría a la ciudad. Me habían dicho que llegaba uno cada hora, pero sin hora fija, y que el precio era de siete ringgits. Los taxistas que esperaban como buitres a la salida del centro me pidieron cincuenta.

De repente paró un coche particular en frente de mí, y el dueño se ofreció a llevarme hasta la carretera principal por tres ringgits (no los diez que me pidieron la tarde anterior por el mismo trayecto), donde pasaban autobuses hacia Sandakan constantemente. Al final acepté, y justo cuando me dejó, llegó el autobús, así que tenía razón. Éste me costó otros tres ringgits, pero iba lentísimo, tanto que tuve tiempo incluso de echar una pequeña cabezada.

En resumen, el Centro de Rehabilitación de Orangutanes de Sepilok es una visita muy interesante, que se puede hacer incluso en el día desde Sandakan. Ver a estos animales trepar por las cuerdas y los árboles, especialmente a los pequeños, y alimentarse en las plataformas, es enternecedor. También a los osos sol, porque son un tipo de oso que no encontrarás en muchos sitios más en todo el mundo.

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