El Área de Recreación Forestal de Alishan

Alishan, o la montaña Ali, es un Área de Recreación Forestal dentro del Parque Nacional de Yushan, con la cumbre más alta de Taiwan, de casi 4.000 metros de altitud, para la que se necesita un permiso especial. Es uno de los puntos más turísticos de la isla, ideal para pasar varios días recorriendo diferentes rutas y pueblos, plantaciones de té, miradores hacia las montañas y villas de la tribu Zou. Es famoso por la belleza de sus amaneceres y atardeceres, y por el impresionante mar de nubes. El bosque del Parque Nacional de Alishan es el hogar de una amplia diversidad ecológica.

Alishan fue una de las tres mayores zonas de explotación forestal de Taiwan en el pasado, especialmente en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, tras la colonización japonesa. Éstos habían construido el histórico ferrocarril para dar soporte a dicha actividad, que en la actualidad sirve de transporte turístico.

Acantilados de Tashan y el mar de nubes. Alishan. Diciembre 2015



Antes de llegar a Taiwan, la montaña Yushan estaba apuntada en mayúsculas en mi lista de "no te lo puedes perder". Pero Diciembre no es el mejor mes para subirla, y se debe pedir un permiso especial con mucha antelación para hacerlo. Fue en Tainan, conversando con la mujer que nos alojó, cuando nos enteramos de ello. Pero también, cuando nos recomendó visitar el Área de Recreación Forestal de Alishan. Dado que no pudimos irnos antes de la decepcionante Tainan, sólo nos quedaban tres días y otras tantas noches (la última en Taipei) antes de partir de Taiwan, y decidimos sacrificar otras ciudades taiwanesas para pasar al menos un día en la montaña. Eso supuso ir a contrarreloj durante el último tramo del viaje, pero mereció la pena.

Nos bajamos del tren procedente de Tainan en la estación de Chiayi, base desde la que parten los autobuses locales hacia Alishan, por 236 NT por persona, y dos horas y media de trayecto. Los últimos autobuses desde Chiayi y Alishan salen, respectivamente, a las 14:10 y las 17:20, pero es conveniente comprobar los horarios en el punto de información de la misma estación ferroviaria. Por otro lado, el alojamiento en la montaña es caro, por lo que si tu bolsillo no puede permitírselo, es mejor dormir en Chiayi, donde en las calles aledañas a la estación, puedes encontrar opciones más baratas. 

La antigua línea ferroviaria construida por los japoneses, y cerrada durante varios años debido a los daños ocasionados tras el paso de un tifón, vuelve a estar operativa. Es, por tanto, otra opción para llegar hasta la montaña, por si a alguien le interesa.  

Después de preguntar en la oficina de información de la estación, un hombre mayor, que ya nos había visto antes, y yo a él su intención, se dirigió entonces a nosotros, sin hablar mucho inglés. Nos ofreció llevarnos a Alishan, como ya suponía, por un precio que comenzó en 300 NT. Ya tenía a otros clientes esperando en su furgoneta, y nosotros completaríamos las plazas. La ventaja era que sería un transporte más rápido y no tendríamos que esperar al autobús, lo que realmente necesitábamos teniendo en cuenta que contábamos con tan solo unas horas en la montaña. Porque lo que era seguro, es que no nos quedaba más remedio que coger el último autobús de regreso.

No obstante, le dijimos que teníamos que pensarlo (ya sabemos cómo van estas cosas), y mientras tanto, dejamos las mochilas en la taquilla de la estación por 30 NT cada una. En realidad no son taquillas, sino un lugar adecuado para ello donde las guardan por ese precio durante 24 horas, pero cerrando a las ocho u ocho y media de la tarde, no lo recuerdo bien. Yo lo hice primero, y mientras Asami hacia lo propio, el hombre mayor, que seguía esperándonos, me pasó su teléfono para que hablara con alguien. Era una mujer que sí hablaba inglés, y a la que le dije, como es lo propio en estos casos, que el precio era caro y que, como no teníamos prisa, cogeríamos el autobús. Pero eran ellos los que sí la tenían, porque los otros clientes ya llevaban un rato esperando en la furgoneta, por lo que al final acordamos que el precio sería de 200 NT por persona. Le devolví el teléfono al señor, y tras escuchar las instrucciones del otro lado de la línea, nos dió un papel cutre a modo de recibo, donde escribió el coste, le pagamos en mano, y nos llevó hasta el vehículo. El conductor era un chaval joven, que nos invitó a subirnos en los asientos de atrás, aunque con espacio suficiente.

Tras dejar la ciudad y comenzar la ascensión hacia la montaña, la carretera desde Chiayi a Alishan, llena de curvas, proporciona vistas muy bonitas hacia las cumbres, el valle e, incluso, el mar. De haber ido en nuestro propio transporte, me hubiera detenido en más de una ocasión. Incluso se atraviesan las nubes que, perezosas, quedan entonces rezagadas en la carrera por alcanzar la cima. Asami dormía.   

Hicimos una parada en el camino, en un pequeño supermercado donde nos aconsejaron comprar algo de comida y usar el baño. Luego comprobamos que no hacía falta, pues en Alishan hay más tiendas, baños y algún restaurante. Supuse que llevaban comisión. El joven conductor nos pidió entonces, y sólo a nosotros, 150 NT más por persona, es decir, 300 NT. Temí que era ahí donde estaba la trampa, el salario del conductor. Él no hablaba inglés, ni nosotros chino, así que era prácticamente imposible entenderle, porque le insistíamos en que ya habíamos pagado el billete al hombre mayor mostrándole el "recibo", y él en que teníamos que pagar más. Ese intento de conversación estaba retrasando también al resto de pasajeros, y finalmente, dos muchachos jóvenes entre ellos, comenzaron a hacer de traductores. Ese extra coste no era tal, sino la entrada al Parque Nacional que todo el mundo debía pagar, y que podríamos hacer nosotros mismos si nos bajámos del coche a la entrada. Los chicos nos dijeron que ellos llevaban allí varios días, y que el primero, también lo habían pagado. Dicha entrada incluye, además, un seguro, y durante el fin de semana su precio asciende hasta los 200 NT por persona. Pasado el susto, y después de seguir disfrutando de las vistas desde la carretera, llegamos por fin al Área de Recreación Forestal de Alishan.

Lo primero que hicimos fue conseguir un mapa en el Centro de Visitantes, y después, comprar comida y bebida suficiente para realizar la ruta, y el billete de autobús de vuelta a Chiayi en el último de los horarios. Y ambas cosas se hacen en la tienda 7-eleven, frente al Centro de Visitantes. No tiene pérdida, porque el complejo es pequeño.

Una vez allí, y para los que no les guste mucho caminar, aunque es lo mejor en este paraje, existen minibuses hacia distintos puntos de interés, y también el tren turístico. Sin embargo, la ruta recomendada se puede completar en tres horas, sin dificultad, por lo que lo más recomendable es hacerla paseando, parando cuando quieras para descansar o tomar fotografías.

Tras comenzar la caminata, encuentras primero las vistas hacia los acantilados de la montaña Tashan, a cuya izquierda se sitúa el famoso mar de nubes. Continuamos después hacia la estación Zhaoping, donde para el tren turístico, y hasta el estanque de las dos hermanas, dos pequeños estanques en mitad del bosque, donde paramos para comer y descansar. El mayor posee un pequeño pabellón octogonal en el medio. Teníamos grupos de chinos delante y detrás de nosotros, y como ya habíamos comprobados en otras partes del país, no saben hablar entre ellos sin vocear.

Acantilados de Tashan. Alishan. Diciembre 2015

Tren llegando a la estación Zhaoping. Alishan. Diciembre 2015

Alishan. Diciembre 2015

Estanque de las dos hermanas. Alishan. Diciembre 2015

Desde allí, decidimos tomar una ruta menos transitada, la Tashan Forest Trail, hacia la plataforma de observación, pero no pudimos llegar hasta el final por falta de tiempo. Tiene tramos de subida, con peldaños la mayor parte del tiempo, por lo que la dificultad sigue siendo mínima, y desde luego, es muy recomendable, más que la circular, para mi gusto. Durante todo el trayecto, la vía del tren subía paralela al camino, y al bajar, hicimos lo que vimos anteriormente hacer a otros turistas, hacerlo por las vías, porque se ganaba mucho tiempo. De hecho, de haberlo sabido, habríamos podido continuar subiendo al menos otros 15 minutos, quizás suficiente para haber alcanzado la plataforma.

Vistas del mar de nubes desde el Tashan trail. Alishan. Diciembre 2015

Vía ferroviaria paralela al Tashan trail. Alishan. Diciembre 2015

Tashan trail. Alishan. Diciembre 2015

Al regresar a la ruta circular, nos dirigimos hacia la zona donde se encuentran los árboles gigantes, cipreses milenarios, cerca de un río apenas sin agua en aquella época. La cascada caía vacía, y los pequeños puentes parecían menos bellos que en las fotografías que habíamos visto de ellos.

Árbol gigante. Alishan. Diciembre 2015

Llegamos al área del templo Shoujhen, levantado en el año 1948, y consagrado a Xuanwu, una deidad taoísta conocida como el "misterioso emperador celestial en las alturas". Y, como siempre, en las columnas, el tigre y el dragón.

Templo Shoujhen. Alishan. Diciembre 2015

Templo Shoujhen. Alishan. Diciembre 2015

Templo Shoujhen. Alishan. Diciembre 2015

Desde allí, y pasando antes por otra de las estaciones del ferrocarril y por la Pagoda de los Tres Espíritus, llegamos hasta el Templo Cihyun, construido en el año 1919 por los japoneses, y uno de los mejores puntos de la zona para ver el atardecer. Allí estaba el mar de nubes que había entre las montañas, como si éstas las tuvieran cautivas por su belleza, con la esperanza de que nunca hallen cómo liberarse. A sólo unos metros, se encuentra el pequeño museo de Alishan, donde se cuenta la historia de la zona. 

Acantilados de Tashan y el mar de nubes al atardecer. Alishan. Diciembre 2015

Acantilados de Tashan y el mar de nubes al atardecer. Alishan. Diciembre 2015

Acantilados de Tashan y el mar de nubes al atardecer. Alishan. Diciembre 2015

Esperando ya al autobús de vuelta, nos dimos cuenta de la señal que indicaba los horarios del autobús directo hacia el lago Sun Moon, nuestro siguiente destino. Nos hubiera ahorrado mucho tiempo, y habríamos dormido ya allí aquella noche. Y, sin embargo, no hubiera sido sido una opción factible para nosotros, porque sólo había dos salidas, a las 13:00 y a las 14:00, si no recuerdo mal. Demasiado temprano para nosotros, que sólo dispusimos de parte de aquella mañana y tarde para ver la montaña. No obstante, comprobar el horario en la señal que hay frente al 7-eleven, o en el Centro de Visitantes.

Fue desde el autobús, a veces entre medias de los árboles, y sobre el mar de nubes, cuando pudimos ver uno de los atardeceres más bonitos que haya presenciado nunca. Un sol del color del fuego, casi rojizo, puro, ocultándose bajo las nubes que había entre las montañas. Irrepetible. Quería pedirle al conductor que parase sólo un instante, pero sabía que no lo haría, a pesar de ser sólo cuatro los pasajeros.

Llegamos así a la estación de ferrocarril, a tiempo para recoger nuestras mochilas antes de que cerrasen. Preguntamos los horarios hacia Taichung, otra de las grandes urbes de Taiwan, y nuestra puerta de entrada hacia el lago Sun Moon. Dudamos si dormir en Chiayi o hacerlo directamente allí para ganar tiempo. Así que preguntamos en un par de hostales alrededor de la estación, y como no nos convencieron, compramos algo para cenar, y nos subimos al tren local con destino Taichung por 144 NT cada uno. También estaban los trenes express, más rápidos y caros, pero elegida esa opción, teníamos tiempo, aunque llegaríamos tarde a la ciudad, y sin ningún alojamiento previsto.

En resumen, el Área de Recreación Forestal de Alishan es, sin duda, una parada más que recomendable en un viaje por Taiwan junto con el Parque Nacional de Taroko y el lago Sun Moon. La ruta entre el bosque, las vistas a las montañas y el mar de nubes, o las paradas en aldeas de tribus minoritarias y plantaciones de té si dispones de más tiempo, son un soplo de aire fresco respecto a las bulliciosas ciudades taiwanesas.


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