Hualien y la garganta del Parque Nacional Taroko

La ciudad de Hualien se encuentra en la montañosa costa este de Taiwan, y es la segunda ciudad más grande de esta parte de la isla. La provincia del mismo nombre es la más extensa del país, pero tan solo un 7% de ella está poblada. El resto de la superficie está cubierta por exuberantes montañas. Dos de estas bellezas naturales son los Parques Nacionales Yushan y Taroko. El primero guarda la cumbre más alta de la isla con casi 4.000 metros de altura. El segundo, el más cercano a la ciudad y el que visitamos, posee una sinuosa e impresionante garganta sobre el río Liwu de más de 20 kilómetros de longitud. A lo largo de ella discurren numerosos senderos en los que perderse y disfrutar de la naturaleza. 


Garganta del Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015  



Entre los dos parques suman alrededor de una treintena de montañas de más de 3.000 metros de altitud, con numerosos cañones, valles y acantilados. Si se desea escalar alguna de ellas, se necesita un permiso especial. La isla de Taiwan continua en un lento pero continuo ascenso debido al choque de placas, lo que provoca que el río Liwu prosiga con su erosión. Es decir, la montañas de mármol se hacen más altas, mientras que los valles se vuelven mas profundos. Tras la deposición de sedimentos de piedra caliza durante millones de años, la intensa presión y calor subterráneo causaron la transformación de ésta en mármol. Hualien es, de hecho, uno de los principales productores de mármol del mundo

Para ir desde Taipei hasta Hualien se puede tomar el tren Tze-Chiang Limited Express, con un coste de 440 NT y una duración del trayecto de dos horas. Tiene el inconveniente de necesitar una reserva con antelación, pero es el transporte más rápido. No hay un tren local directo desde Taipei a Hualien.

La opción alternativa que nosotros elegimos fue el billete combinado, o combo, en la que primero se toma un autobús hacia Luondong, y desde allí un tren local hasta Hualien. El coste del billete es de 222 NT, un 50% menos, la duración del trayecto es de aproximadamente dos horas y medias, incluyendo el tiempo de espera en Luondong, y no es necesario reservar con antelación. Tiene también la ventaja añadida de ser un tren local con parada directamente en el Parque Nacional Taroko, en la estación de nombre Xincheng (Taroko). Desde allí, ya es fácil tomar un autobús hacia el parque. Esos dos mismos billetes por separado son más caros.

El combo se compra directamente en el mostrador de la compañía de autobuses Kamalan, que está en la cuarta planta de la estación de autobuses de Taipei, en el mismo edificio de la estación principal de ferrocarril y MRT. Por cierto, este autobús posee conexión de wifi gratuita, aunque no es muy buena.

Al llegar a Luondong, la estación de trenes está a tan solo unos pasos de la parada de autobús, no hay pérdida. Allí, por desconocimiento, y porque la trabajadora a la que preguntamos la vía hacia Hualien no sabía inglés y nos indicó simplemente la hora del siguiente tren, nos subimos a uno express en lugar de a uno local. Cuando buscamos nuestros asientos, había una persona allí sentada, que al enseñarle el billetes, nos hizo un gesto como que no era allí. Fue entonces cuando un hombre mayor se levantó y se ofreció a ayudarnos. Hablaba buen inglés. Nos dijo que debíamos haber cogido el siguiente tren, no ese, pero que no tenía importancia. Si venía el revisor, simplemente debíamos enseñarle el billete y decirle que nos habíamos equivocado, pero que la mayoría de las veces no pasaba. Tampoco esa. Nos reconoció que él tenía nuestro mismo billete, pero que siempre hacía lo mismo para ahorrarse dinero y viajar rápido. De todas formas, si hubiéramos tenido que pagar la diferencia de billete, hubieran sido 73 NT por cabeza, si no recuerdo mal, por lo que seguía siendo rentable comprar el combo.

Se sentó con nosotros y estuvimos charlando hasta el final del trayecto. Nos contó la historia de Taiwan, que ya escribí cuando hablé de Taipei, y de cómo ellos se sienten taiwaneses, no chinos. Antes de despedirnos, y debido al cambio de tren, nos dijo que cuando nos pidiesen los billetes al salir de la estación, y lo hicieron, dijésemos que los habíamos tirado ya a alguna papelera porque no sabíamos que había que darlos. Esto es algo curioso en el país, porque no piden los billetes dentro del tren, al entrar en la vía en el lugar de origen o salir de la misma en el de llegada, sino justo antes de salir de la estación. Estaba claro que el anciano sabía cómo actuar, todo un lazarillo taiwanés.


Hualien y el Parque Nacional Taroko


El hostal que habíamos reservado estaba muy alejado de la estación, como a más de 20 ó 25 minutos en coche. Se llamaba Lucky Smith B&B, y su precio fue de 1980 NT por dos noches. Fue la habitación doble más económica que encontramos, y en general esa fue la tónica en toda la isla de Taiwan, donde me sorprendieron los precios de los alojamientos, al mismo nivel o incluso más caros que los de Japón.

Llovía, mucho. Llamé al dueño desde la estación, pues no habíamos podido escribirle antes para decirle la hora de nuestra llegada. Él fue directamente a la puerta principal, y nosotros estábamos en la otra, pero no tardó mucho en encontrarnos. Era muy simpático, no recuerdo su nombre. La casa donde nos llevó parecía nueva, igual que los muebles. Cada habitación de la segunda y tercera planta estaba acondicionada como habitación doble, con baño propio al que no le faltaba de nada. El dormitorio tenía una decoración preciosa, amplio, con terraza. En la planta baja estaban la sala de estar y la cocina, que por supuesto podíamos usar. Y en la parte trasera de la casa, había varias bicicletas que podíamos usar gratuitamente. Y realmente eran necesarias, porque cualquier supermercado se encontraba a unos diez minutos en ellas, como comprobamos posteriormente. Aquella primera noche, fuimos los únicos clientes, y a la siguiente, sólo había luz en una de las ventanas.

Una ventaja en Taiwan es que posee la misma tipología de tiendas como 7eleven que Japón, donde puedes encontrar todo lo que necesitas. Como llovía muchísimo y tuvimos que llevar un paraguas en la mano mientras conducíamos las bicicletas con la otra, cenamos directamente en una de ellas, y volvimos pronto al hostal para planificar el día siguiente.

Quedamos temprano con el dueño para que nos llevase a una tienda de alquiler de motocicletas, no sé si de algún amigo o familiar, pero probablemente con comisión para él. El precio de ésta fue de 500 NT por 24 horas, lo que cubría también la mañana del día siguiente. Diluviaba, pero no teníamos otra opción si queríamos ver el Parque Nacional Taroko, así que nos dejaron un par de chubasqueros largos y comenzamos un viaje de 26 kilómetros hasta la entrada del parque. En esas condiciones, Asami no quiso conducir, y eso que era la que realmente tenía el carnet para motocicletas. La ciudad de Hualien no parecía tener mucho atractivo, por eso no nos entretuvimos en visitarla. Quizás nos equivocamos en no alojarnos directamente en el parque, pero los precios eran más más caros.

Nos detuvimos en el centro de visitantes (Taroko National Parl Headquarters), donde nos hicimos con un mapa y preguntamos recomendaciones de lugares más importantes que visitar y alguna ruta para caminar. Nos comentaron que varias de las rutas estaban cerradas en aquel momento por desprendimiento de rocas, a lo que la lluvia de los últimos días no ayudaba, por lo que tuviésemos cuidado.

Dimos un corto paseo por la zona, pero como dejó de llover, decidimos dejar para el final el Shakadang trail, uno de los que nos recomendaron, y que comenzaba a unos metros del lugar. Comenzamos así a conducir la motocicleta a lo largo de los 20 kilómetros que separaban el centro de visitantes de Tianxiang. La sinuosa carretera no dejaba mucho espacio, y el recorrido estaba lleno de túneles que se adentran en las profundidades de las montañas.

Centro de información. Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

La ventaja sobre los coches, era que podíamos parar en casi cualquier lugar y cualquier momento para tomar fotografías. Algo muy distintos eran los puntos más turísticos, donde nos fuimos encontrando una y otra vez con dos autobuses llenos de turistas chinos. El paisaje allí nos dejaba con la boca abierta, entre montañas llenas de vegetación, una garganta que acaba en el caudaloso río Liwu, que llevaba en aquellos momentos una fuerte corriente. Y, de repente, algún pequeño templo o mirador para disfrutar de toda su belleza.

Dos de los puntos turísticos más emblemáticos del parque que estaban cerrados aquel día por caídas de rocas eran el santuario de la eterna primavera (Changchun eternal spring shrine) y el túnel de las nueve curvas (Jiuqudong, tunnel of nine turns). Una lástima, o quizás una razón para volver en un futuro. No obstante, empezaba a molestarme la situación, pues no estaba pudiendo disfrutar de uno de los platos fuertes del viaje por Taiwan. Más en ese instante si cabe, cuando el guardia me gritó y, sin motivo alguno, mostró una actitud bastante borde hacía mí. Sólo había dado un paso y estirado la espalda y el cuello para intentar ver qué pinta tenía.

Donde sí pudimos parar fue en el puente Cimu, o de la devoción maternal, que posee leones de mármol a cada extremo. El río Laoxi, procedente del valle de mármol, une allí su corriente a la del río Liwu. Dicen que la roca al lado y bajo el puente se asemeja a una rana, por lo que levantaron allí un pequeño pabellón que hace las veces de corona de la rana.

Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

Garganta del Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

Garganta del Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

Pabellón de la rana. Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

Justo antes de entrar en Tianxiang, se encuentra el puente que da paso al templo budista Xiangde, que comprende la pagoda de siete plantas de Tianfeng, cerrada entonces, y el templo Daxiong Baodian, el templo principal. Se encuentra rodeado de montañas, y dicen que se parece a nueve flores de loto, por lo que se le conoce como el Jiuhuashan (nueve lotos) de Taiwan. Muchos de los visitantes del Parque Nacional Taroko son creyentes locales que llegan hasta allí para adorar al Buda de este templo. En el recinto se pueden ver una estatua dorada de Buda con diez cabezas, otra blanca de Guanyin, y otra dorada y gigante del Bodhisattva. Por último, otros de los grandes atractivos del mismo son las maravillosas vistas hacia el barranco y las montañas. En definitiva, una parada esencial en la visita a Taroko.

Pagoda Tianfeng, en el templo Xiangde. Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

Buda de diez cabezas, en el templo Xiangde. Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

Estatu gigante del Bodhisattva, en el templo Xiangde. Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

Tras comer algo en Tianxiang, retomamos la carretera, y a un kilómetro de allí, se llega a un túnel donde hay un pasadizo oscuro a mitad del mismo, de 380 metros de longitud, en el que se necesita llevar una linterna. Tras el mismo comienza una ruta de dos kilómetros hacia la cascada Baiyan y la cortina de agua. El camino no tiene nada de dificultad, prácticamente plano, y discurre al lado del precipicio, con vistas hermosas de la garganta y las montañas al fondo. La corriente del río era allí aún más poderosa. Durante el mismo se atraviesan siete túneles, la mayoría cortos y rectos que se pueden cruzar incluso sin linterna porque se ve el final. Uno de ellos, sin embargo, se hace interminable, en ligera ascensión, y en cuyo interior reina una oscuridad total, intimidante.  

Así se llega al puente colgante, que tiene tras de sí la cascada Baiyan. Hay turistas que se vuelven en este punto, pero si atraviesas el túnel tras el puente y sigues el sendero, al final llegas al último túnel, donde el agua penetra ampliamente por el techo formando una cortina de agua, y de ahí su nombre. Llevar chubasquero es absolutamente recomendable. Y a pesar de ello, nosotros acabamos con los pantalones y las zapatillas mojadas.

Ruta a la cascada Baiyan. Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

Cascada Baiyan. Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

Ruta a la cascada Baiyan. Parque Nacional de Taroko. Diciembre 2015

La lluvia, que nos había golpeado con fuerza desde Hualien hasta Taroko, y que nos había permitido disfrutar del parque durante todo el día, volvía a hacer acto de presencia en el camino de vuelta a la ciudad. Las zapatillas ya iban también mojadas. El mayor problema que tuvimos era que no sabíamos llegar al hostal. Nos adentramos durante varios minutos en la ciudad, con la esperanza de reconocer alguna zona o edificio, pero no fue así. Eso sin tener en cuenta que los taiwaneses conducen mal y sin pensar en los otros vehículos. Así que cuando vimos una cafetería Starbucks al lado de la universidad, paramos, no sólo para descansar y tomar algo caliente, sino para utilizar su conexión wifi gratuita. Sin embargo, no pudimos hacer lo segundo porque no la tenían abierta, y enviaban un código a un teléfono taiwanés, que no era nuestro caso.

En el google maps de mi teléfono había guardado la noche anterior la localización del hotel, pero no funcionaba el gps. Y en el de Asami, justo lo contrario. Así que estudiamos ambos mapas hasta tener claro hacia dónde debíamos ir, y fue entonces cuando ella me dirigió teléfono en mano. Por el camino volvimos a parar en un supermercado para comprar algo para cenar y desayunar. Aunque agotados y empapados, estábamos contentos porque habíamos podido aprovechar el día, aunque si hubiésemos tenido más tiempo, nos hubiéramos quedado otro más en Taroko.

A la mañana siguiente, el dueño vino a recogernos para acompañarnos a devolver la motocicleta, pues no sabíamos el camino hacia el lugar. Asami fue con él y las mochilas en el coche, y yo conduje la moto siguiéndoles. La estación de ferrocarril se encontraba a menos de 500 metros de la tienda, y desde allí, tomamos un tren local hacia Taitung, nuestro siguiente destino, por 254 NT por persona.

En resumen, Hualien no parece una ciudad interesante en sí misma, pero puede servir de campamento base para visitar el Parque Nacional Taroko y sus impresionantes paisajes y garganta. Ésta sí es una parada obligatoria en un viaje por Taiwan. Un día bien aprovechado, y con buen tiempo, puede ser suficiente, aunque mi recomendación es perderse por allí dos días, sin prisas, porque a nosotros se nos quedaron varios puntos por ver, y numerosos senderos por recorrer. Para mí, junto con Alishan y el lago Sun Moon, lo mejor del país.


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