Siem Reap y los templos de Angkor

Las impresionantes construcciones de Angkor se alzan al norte de Siem Reap entre bosques y densa vegetación. Angkor Wat y la ciudad amurallada de Angkor Thom representan la culminación de la arquitectura jemer (o khemer). Siem Reap es la mejor ciudad de Camboya para pasar unos días, especialmente en la festividad de año nuevo.

Amaneciendo en Angkor Wat, Siem Reap. Abril 2015

El viaje en minivan desde la frontera con Laos hasta Siem Reap, con parada en Stung Treng para comer y cambiar de vehículo, no fue muy cómodo. Íbamos varias personas altas con los asientos enfrentados, por lo que no tenía mucho sitio para moverme. Tampoco Marc y Tania en una fila más atrás. La carretera era de nueva construcción, y ahorraba mucho tiempo y distancia respecto a la antigua. Por el camino encontramos gasolineras como las que se muestra en la fotografía, con los bidones al sol, y que luego serían más habitual de lo que en principio pensaba. De hecho, en aldeas pequeñas lo que se encontraban eran directamente botellas de cristal o plástico llenas de gasolina, y que era lo que comprabas y echabas al depósito.

Gasolinera en la carretera hacia Siem Reap. Abril 2015.

Siem Reap


Llegamos sobre las siete de la tarde, ya anochecido, y la ciudad nos recibió con multitud de luces, propias de la fiesta del año nuevo que se aproximaba. Parecía que había mucha vida en Siem reap, no solo turística, también de los habitantes locales. El español dueño de la compañía de transporte, con el que Marc había hablado por teléfono en la frontera para acordar el precio, nos saludó y nos dio varios consejos sobre la visita a los templos y lugares donde alojarnos por buen precio en la ciudad, ya que estaban todos muy llenos por las fiestas y los precios habían subido sustancialmente. Se llamaba Ramiro, y hace cinco años tuvo que cerrar su empresa en Barcelona debido a la crisis económica y probar suerte en Camboya.

Nos aconsejó el Garden Village, que realmente está muy bien, con precios bajos, restaurante y piscina, por lo que está lleno de gente joven y mochileros. Puedes tener una cama en una habitación compartida por tres dólares y medio, y aunque estuvimos mirando la opción de coger una triple para los tres, finalmente escogí una individual por seis dólares. La pareja estuvo buscando algo más barato, y al final cogieron una habitación durante dos noches en un hostal cercano porque no había muchas más opciones, y cuando quisieron volver, ya no había habitaciones libres. No obstante, para su tercera noche ya pudieron cambiarse al Garden Village. Después de instalarnos, fuimos a cenar y dimos una vuelta por el centro, que tenía muy buen ambiente.


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El día siguiente era domingo, y las fiestas de año nuevo empezaban el siguiente martes, por lo que decidimos que el mejor día para ir a los templos de Angkor sería el lunes, evitando también así el fin de semana. Utilicé el domingo para ver la ciudad, porque ellos querían ir a la estación de autobuses para preguntar por los billetes hacia Phnom Penh. Aunque no soy muy amigo de cierto tipo de museos, en los que me termino aburriendo pronto (exceptuando los de ciencia y tecnología, por ejemplo), en esta ocasión fui al museo de la ciudad, porque pensé que sería útil conocer la historia de Angkor previamente a la visita del día siguiente. Estuvo bien, y lo tienen organizado en ocho galerías por orden cronológico del antiguo imperio jemer, pero es demasiada información en poco tiempo, y la mayor parte la acabas olvidando. Si tuviera que repetir la jugada, utilizaría los doce dólares que pagué por la entrada para contratar a un guía que hablase español en los templos, y que es mi recomendación para los que vayáis allí. 

Antes de quedar a comer con Marc y Tania, tuve tiempo de comprarme un bañador de esos largos, previniendo que sería la mejor prenda para llevar puesta en los días de fiesta, cuando dicen que el agua te llega desde todos los lados. Lo mejor fue cuando entré al probador y encontré esto, el propio baño de los dueños del local, y no en muy buenas condiciones precisamente. 

Probador-baño, Siem Reap. Abril 2015.

La tarde fue tranquila. Marc se vino a darse un baño a la piscina de mi hostal. Después de cenar nos quedamos tomando un par de cervezas en un local donde había un concierto en directo en la segunda planta, con muy buena música, y sobre todo, versiones de diversas canciones occidentales con muy buen gusto. Hay muchos de esos en el centro. En ese pub había un gran grupo de coreanos a los que la cantante les dedicó varias canciones. El éxtasis llegó cuando cantó el Gangnam Style.

A la mañana siguiente habíamos acordado ir a los templos de Angkor en tuk-tuk por quince dólares en total. Existía la opción de ir a ver el amanecer por tres dólares adicionales, pero las predicciones decían que el día estaría nublado, aunque se equivocaron por completo. De camino, encontramos el récord de personas subidas en una motocicleta, ¡cinco!, y aunque tres eran niños, no dejaba de ser sorprendente, especialmente por ser el padre el único que llevaba casco.

Siem Reap. Abril 2015.

Angkor Wat y Angkor Thom


El circuito contratado fue el pequeño, de unos dieciocho kilómetros, ya que el grande, de unos veintisiete kilómetros, era demasiado para un solo día, tal y como nos aconsejó Ramiro el día anterior. La pareja compró la entrada de un solo día por veinte dólares, ya que dejaban la ciudad al día siguiente, mientras que yo me decanté por la de tres días al precio de dos, es decir, cuarenta dólares. En las taquillas te hacen una foto y la incluyen en tu pase de entrada, que tuvimos que enseñar cada vez que entramos la complejo, y en la entrada de cada uno de los templos.

Mapa de los templos de Angkor, Siem Reap. Abril 2015.

El conductor del tuk-tuk nos aconsejó primero ir a ver Angkor Thom porque habría menos gente que en Angkor Wat a esas horas, por ser el primer templo del complejo y al que van todos los turistas a ver el amanecer. Seguimos sus consejos, aunque no me gustó nada que ni siquiera parase en las puertas de entrada a Angkor Thom, que son espectaculares. No le dí mucha importancia puesto que yo tendría dos días más para verlo todo tranquilamente. Luego nos dimos cuenta de que iba rápido porque tenía sueño (nos contó que estuvo de fiesta la noche anterior), y cuanto antes acabásemos, mejor para él. De hecho, cada ver que terminábamos de ver un templo, lo encontrábamos durmiendo en el tuk-tuk y teníamos que despertarlo.

La ciudad fortificada de Angkor Thom ocupa una extensión aproximada de diez kilómetros cuadrados, y en su apogeo llegó a contar con una población cercana al millón de habitantes. Fue una gran capital y una gran obra de arquitectura e ingeniería de aquella época, con proyectos de irrigación a gran escala necesarios para sostener a esa gran población. Se encuentra protegida por un muro de ocho metros de altura y doce kilómetros de largo, que está rodeado por un foso. Su nombre significa gran ciudad en jemer.

Bayon es el templo más característico de Angkot Thom, y posee forma piramidal. Grandes caras sonrientes adornan sus 54 torres, que miran hacia los cuatro puntos cardinales. Se cree que representan al que todo lo ve y todo lo sabe, personificado en el rey. También cuenta con fascinantes bajorrelieves en sus numerosas galerías, que describen diferentes episodios de la historia de aquella civilización, como guerras o reyes.  

Bayon, Angkor Thom, Siem Reap. Abril 2015.

Bayon, Angkor Thom, Siem Reap. Abril 2015.

Bayon, Angkor Thom, Siem Reap. Abril 2015.

Bayon, Angkor Thom, Siem Reap. Abril 2015.

Bayon, Angkor Thom, Siem Reap. Abril 2015.

Poco tiempo llevábamos viendo los diferentes niveles de Bayon, cuando Tania comentó que aunque le impresionaba el tamaño del recinto y le gustaban las inmensas caras de las torres, aquello le parecía sólo rocas. Y es cierto que el estado de conservación es menor de lo que esperaba, especialmente por haber visto fotos de Angkor Wat en mucho mejor estado, pero llegar a esa indiferencia me sorprendió. De todas formas, como siempre, para gustos, colores, y es totalmente respetable. Al respecto, en muchos de los templos de Angkor se están realizando importantes proyectos de restauración, así que es muy probable que en diez años la presencia de muchos de ellos mejore sustancialmente.

Posteriormente seguimos visitando los templos de la zona izquierda de la ciudad, para finalizar en las terrazas del rey leproso y de los elefantes.

Uno de ellos, Baphuon, es considerado uno de los templos más grandiosos de Angkor. Es un templo hindú con forma piramidal que representa el monte Meru, hogar de los dioses.

Baphuon, Angkor Thom, Siem Reap. Abril 2015.

Baphuon, Angkor Thom, Siem Reap. Abril 2015.

Tardamos unos minutos hasta que pudimos encontrar a nuestro tuk-tuk entre la cantidad de vehículos que esperaban a sus clientes, y fuimos a visitar el templo Ta Keo, que está enteramente en reconstrucción.  

Marc y Tania subiendo la pirámide central de Ta Keo, Siem Reap. Abril 2015.

Ta Keo, Siem Reap. Abril 2015.

De allí fuimos a comer donde nos aconsejó el conductor, más caro que en la ciudad, aunque logramos regatear un dólar por persona. Al día siguiente comprobé que en otros lugares del parque es igual. Después fuimos caminando hasta Ta Prohm, el templo que se encuentra invadido por los árboles, y donde crecen grandes raíces entre sus muros. No imagino cómo un árbol de ese tamaño puede crecer entre las rocas.

Por el camino había niñas muy pequeñas intentando vender suvenirs. Te soltaban la retaila y luego acababan con un ¡buy, buy! con el que me partía de risa, por lo que no me las pude quitar de encima hasta que eché a correr unos metros. Antes le había preguntado la edad y me dijo 11 añitos, aunque había otras más pequeñas. Todo este tiempo, unas dos horas, quizás más, el conductor del tuk-tuk durmiendo en una hamaca del restaurante. Al llegar a Siem Reap, Marc terminó discutiendo con él, por esa razón, porque intentó hacerse el listo y cobrarnos dieciocho dólares en lugar de quince, como si hubiésemos visto el amanecer, y porque no quiso llevarlo a la estación de autobuses sólo porque él también vendía billetes, con comisión claro. Una joyita.

Foto tonta en Ta Prohm, Siem Reap. Abril 2015.

Ta Prohm, Siem Reap. Abril 2015.

Ta Prohm, Siem Reap. Abril 2015.

Ta Prohm, Siem Reap. Abril 2015.

Para finalizar la ruta acabamos con Angkor Wat, la estrella del recinto que, entre el cansancio y el calor, creo que no disfrutamos como debimos. Tampoco llevábamos un guía que nos contase lo más sobresaliente de lo que allí había que ver, ni habíamos leído previamente alguna guía al respecto. Por eso pensé que en uno de mis otros dos días volvería a repetir este templo y Bayon.

Angkor Wat es el mayor monumento religioso del mundo. Rivaliza en tamaño con otros dos situados en la isla de Java, Indonesia, y que son Prambanan y Borobudur. Significa literalmente ciudad que es un templo, y representa la cumbre de la arquitectura y cultura jemer. En su origen estuvo dedicado al dios hindú Visnú, protector de la creación, y su distribución se basa en un diseño sagrado del cosmos hindú. Sus cinco cumbres en forma de flor de loto representan el monte Meru, morada de los dioses y centro del universo, y se alzan en tres niveles alrededor de un gran santuario central. El complejo está rodeado por gruesos muros y un ancho foso, que simbolizan los límites del mundo y el océano cósmico. Al contrario de lo que sucede en el resto de templos jemer, Angkor Wat está orientado al oeste, lugar por donde se pone el sol y símbolo de la muerte.

Angkor Wat, Siem Reap. Abril 2015.

Primer nivel, Angkor Wat, Siem Reap. Abril 2015

Bajorrelieves, Angkor Wat, Siem Reap. Abril 2015

Torre central, Angkor Wat, Siem Reap. Abril 2015

Subida al segundo nivel, Angkor Wat, Siem Reap. Abril 2015

La visita nos dejó sin palabras. Es increíble describir tanta belleza junta. Aún no había visto todo el complejo de templos, y ya sentía que superaban con creces lo que encontré en Ayutthaya y Sukhothai.

Por la noche salimos a cenar, y la idea era volver al hostal a descansar un rato y salir después a ver la fiesta del año nuevo, aunque posteriormente me enteré que en Camboya no hay cuenta atrás. Finalmente Marc y Tania se quedaron en la habitación y salí solo, comprobando que en el centro de la ciudad, en la "pub street", al lado del mercado nocturno, la gente se tiraba agua y polvos de talco sin parar. Esto sólo fue el principio, los días siguientes fueron aún más a lo bestia.

Celebración del año nuevo en Pub Street, Siem Reap. Abril 2015

Al día siguiente alquilé una bicicleta, de paseo otra vez aunque algo más alta, y fui a ver los templos de la ruta grande, empezando primero por un par de ellos situados entre Angkor Wat y Angkor Thom. Todo estaba invadido de gente, pero esta vez locales, que fueron allí a celebrar el año nuevo, con conciertos o algún tipo de espectáculo con luces por la noche. Además, el primer ministro andaba por allí, y en un momento dado no me dejaron pasar a una de las zonas, ni siquiera andando.   

El primero de ellos, Phnom Bakheng, se alza sobre una colina que se eleva casi setenta metros sobre la llanura circundante. Cuenta con ciento y nueve torres, la mayoría derrumbadas, y me sorprendió encontrarme en lo alto a soldados armados.

Phnom Bakheng, Siem Reap. Abril 2015

Phnom Bakheng, Siem Reap. Abril 2015

El segundo fue el Baksei Chamkrong, y lo pude disfrutar en solitario, o al menos eso parecía, hasta que llegué a su cima y me encontré a una pequeña y verde amiguita que luego se asomaba para verme después de haber descendido.

Baksei Chamkrong, Siem Reap. Abril 2015

Serpiente en Baksei Chamkrong, Siem Reap. Abril 2015

Pasé nuevamente a Angkor Thom para ver los templos de su parte derecha, mucho menos interesantes y peor conservados que los de la zona izquierda. Esta vez sí me detuve en la puerta sur, la mejor conservada de todas, con un paso flanqueado por estatuas de piedra, con dioses a la derecha y demonios a la izquierda.

Existe una compañía de elefantes a lomos de los que puedes hacer el trayecto entre Angkor Wat y Angkor Thom. Y después de pasar la puerta sur, me encontré con multitud de simpáticos monos.

Elefantes en el camino entre AngkorWat y Angkor Thom, Siem Reap. Abril 2015

Puerta sur de Angkor Thom, Siem Reap. Abril 2015

Monos en Angkor Thom, Siem Reap. Abril 2015

Los templos más alejados estaban mucho menos colapsados de gente que los dos principales. El primero fue el Preah Khan, bautizado con el nombre de la espada sagrada del rey, y que funcionó como monasterio y escuela religiosa. Al salir aproveché para comer algo.

Preah Khan, Siem Reap. Abril 2015

Preah Khan, Siem Reap. Abril 2015

Preah Khan, Siem Reap. Abril 2015

El segundo fue el Neak Pean, y no me gustó nada, no merece la pena pararse allí, aunque quizás en temporada de lluvias cambie su aspecto. No esperaba que el camino fuera tan largo, no lo parecía en el mapa, y el calor ya era abrasador. Al final del día busqué las distancias, y salieron alrededor de los cuarenta y tres kilómetros, con bici de paseo, así que acabé muerto.

Los siguientes tres templos que visité me parecieron muy bonitos, y pensé que lo serían más aún si fueran los primeros en ser visitados, pero después de ver Angkor Wat, todos se quedan varios niveles por detrás. Aún así, creo que merecen la pena ser vistos, más aún porque se agradece hacerlo sin tanta gente.

Templo Ta Som:

Ta Som, Siem Reap. Abril 2015

Ta Som, Siem Reap. Abril 2015

Templo East Mebon:

East Mebon, Siem Reap. Abril 2015

Templo Pre Rup:

Pre Rup, Siem Reap. Abril 2015

Pre Rup, Siem Reap. Abril 2015

Entre los dos últimos había el desvío para ir a un templo aún más alejado, Banteay Samre. pero con el calor que hacía y el cansancio que ya tenía, finalmente lo descarté. En la misma dirección pero aún a mayor distancia, se encuentra la montaña sagrada de Phnom Kulen, llena de gente esos días y con un coste adicional de otros veinte dólares. Igualmente quedó descartada.

Por último, y ya cerca de Angkor War y de la entrada al complejo, visité el templo Benteay Kadei.

Benteay Kadei, Siem Reap. Abril 2015

Volví a la ciudad sin esperar allí el resto del día para ver los espectáculos de luces de la noche. Quería verlos, me habían hablado muy bien de ellos, pero estaba agotado. Lo peor es que había muchísimo tráfico por todos lados, y en Camboya eso significa la guerra, sin seguir norma alguna, especialmente las motocicletas, que se saltan los semáforos, o se dan la vuelta de repente y sin señalizar. De hecho, estuve apunto de chocarme con una de ellas.

Cené temprano, volví al hotel a descansar, y volví a salir para ver el ambiente, que era genial. El centro estaba lleno de gente, había concierto de alguna artista que debía ser famosa en el país, y la gente se tiraba agua y polvos de talco, los jóvenes especialmente.  

El día siguiente fue completamente relajado. Me enteré que en Angkor no tienes opción de alquilar un coche por ti mismo, necesitas un conductor local, para seguir chupándote la sangre como malditas sanguijuelas. No tenía muy claro si alquilar bici temprano al día siguiente e irme después por la tarde a Battambang, pero sería igual, mucho tráfico y gente local, y precios del transporte más caros durante esos días. La otra opción era esperar un día más sin hacer mucho más, o ir a ver el lago y aldeas flotantes, por lo que te sajaban otro quintal. Se puede fomentar el turismo y que tu economía acabe dependiendo en buena parte de ello, pero hacerlo así, robando literalmente al turista, no es la mejor forma. No es por el dinero, sino por la sensación de que te están robando en tu propia cara, y con una sonrisa. Noruega y Suiza son los países más caros a los que he viajado, con mucha diferencia, pero tengo claro que algún día volveré a verlos porque me encantaron. Al final opté por la primera opción, ir temprano en bicicleta a volver a ver Angkor Wat y Bayon, y después coger el bus hacia Battambang.

Amaneciendo en Angkor Wat, Siem Reap. Abril 2015

Segundo nivel de Angkor Wat, Siem Reap. Abril 2015

Tercer nivel de Angkor Wat, Siem Reap. Abril 2015

El autobús a Battambang costaba ocho dólares con la agencia que estaba dentro de mi hostal, sin recogida. Es decir, luego debería ir por mi cuenta a la estación. Iguales eran las condiciones preguntando en varias agencias del centro de la ciudad, todos me decían que era más caro por ser año nuevo. Como ya había leído que el coste real eran alrededor de los cinco dólares, decidí buscar por internet. Allí encontré que una de las empresas que hacían el trayecto (y a las que las agencias llaman para confirmar si quedan asientos o no) tiene su propia oficina en el mismo centro, así me que acerqué. El mismo billete, y con recogida desde allí hacia la estación incluida, eran seis dólares y veinticinco centavos... increíble lo que hace saber las cosas. El nombre de la agencia es Capitol Tour, opera en otras ciudades del país, y su oficina se encuentra en la esquina entre las calles novena y décima del centro de Siem Reap.

En resumen, Siem Reap es la puerta de entrada a Angkor, y es una visita más que imprescindible en tu viaje por Camboya. De hecho, hay multitud de viajes organizados a Tailandia o Vietnam que también incluyen dos o tres días en estos templos. Angkor Wat es la joya de la corona, también Bayon, dentro de Angkor Thom, pero hay otros muchos templos pequeños fabulosos y con un encanto especial que tampoco debes dejar de ver.  

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