Don Det y Don Khon, las 4000 islas

Cerca de la frontera con Camboya, el río Mekong aloja un archipíelago de islas donde el péndulo del tiempo parece balancearse aún más despacio y la vida es mucho más tranquila, incluso para los estándares de Laos. Don Det y Don Khon son de largo las más turísticas de las denominadas 4.000 islas, con muchas actividades por hacer, incluyendo la de no hacer nada, simplemente descansar por más tiempo del que uno tiene inicialmente previsto.

Amanecer en Don Det. Abril 2015

El viaje desde Pakse resultó normal, y como ya tenía localizadas varias guesthouses en Don Det en las que preguntar, me orienté al llegar al embarcadero y comencé a andar, alejándome de esa zona, más tendente a la fiesta de los jóvenes, especialmente en temporada alta. Había algunos bungalows realmente baratos, por 30.000 K con el baño fuera, pero esta vez prefería algo más tranquilo y cómodo. Así llegué a Mamá Piang, con bungalows, habitaciones y restaurantes. El precio de la habitación doble, con mosquitera y baño propio, eran 50.000 K, pero la conseguí por 40.000 K siempre y cuando hiciese allí alguna comida. Acepté, solté las mochilas y seguí viendo otras guesthouses más que tenía ojeadas al otro lado del puente francés, en la isla Don Khon. Justo antes y justo después de dicho puente, encontré otras dos que me gustaban, y quedé a la espera de que Tomer llegase al día siguiente, como me había dicho.

Don Det. Abril 2015

Don Det. Abril 2015

Justo después de volver por el puente oí a alguien que gritaba ambulancia en inglés, y en frente un chico intentaba, sin conseguirlo, poner en pie a su novia, desmayada y sin conocimiento. El chaval no sabía muy bien lo que hacer, y empezó a hacerle el boca a boca cuando llegué hasta ellos. También había ya varios locales rodeándoles. Le dije, en español, porque oí cómo le dijo un "¡mi amor!", que la pusiera agua en la cabeza y la nuca, y que la metiésemos dentro para tumbarla y colocarle las piernas en alto, haciendo que la sangre le llegase a la cabeza. Las mujeres del lugar trajeron un tipo de mentol, de olor fuerte, que le pusieron en la nariz para que recuperase la consciencia, y con el que luego le masajearon los brazos, piernas y cuello. La chica, aunque aún muy pálida, ya se estaba recuperando. Le dije que se tomase una coca-cola porque lleva mucho azúcar.

Al final resultó que había estado varios días antes con diarrea, ese día aún no habían comido, siendo más de las dos de la tarde, iban haciendo ruta en bicicleta con un calor horrible, y se habían tomado una cerveza hacía un rato....el alcohol, con esa solera, sin haber comido y aún algo deshidratada por su enfermedad, no es precisamente lo mejor. Me quedé un rato con ellos, que se llevaron un buen susto. Y una vez que la vi mejor, les dije que se quedaran allí tranquilamente y comiesen algo antes de seguir, y me fui. 

Después de eso, me equivoqué de camino y no conseguí hacer todo el perímetro de la isla Don Det, pero al menos llegué antes al hostal para descansar y ducharme. La dueña, desde lejos, me dijo que como no había comido allí el precio eran 50.000 K, y yo le dije que pensaba hacer la cena. No me gustó ni un pelo su actitud. Ni de broma pensada seguir allí otra noche. A mí nadie me controla, y menos en este viaje. Total que la cena sí la hice en su restaurante, y luego fui a la "ciudad", la parte donde se concentran más alojamientos y restaurantes, al lado del embarcadero.

Había poco movimiento y poca gente, pero me tomé una cerveza, pequeña, y volví al hostal. Y por primera vez en mucho tiempo, vi un cielo estrellado, que mirándolo constantemente, de noche y sin luces por el camino, me hizo despistarme, hasta tal punto que me pasé mi guesthouse por más de diez minutos andando. De hecho tuve que preguntar porque estaba desorientado. Estaba tan cansado ese día, que terminé acostándome a las nueva de la noche.

Eso resultó todo un acierto sin saberlo, porqué desperté temprano a la mañana siguiente, sobre las cinco y media, justo para ver el amanecer sobre el río Mekong. Fui a la zona más poblada para ver qué tal por allí las guesthouses, aunque era temprano incluso para los locales. Encontré unos bungalows limpios y con baño propio donde me rebajaban el precio hasta los 40.000 K que estaba pagando. Me quedé a desayunar y luego fui a por la mochila grande. En el camino alquilé una bicicleta por 10.000 K el día, y como no tenía que hacer el check-out hasta las 10:30, decidí ir a la otra isla. Había leído en algún sitio que si cruzas el puente en bicicleta te cobran algo, pero también que si lo hacías temprano o tarde, no había nadie para hacerlo. Y, efectivamente, no me paró nadie. Luego me enteré de que a otras personas les cobraron 35.000 K a cada uno en dicho puente.

Atardecer en Don Det. Abril 2015

La bicicleta era una auténtica basura, porque aparte de ser de paseo y, por tanto, pequeña para mí, se le salía constantemente la cadena. Se la debí colocar entre veinte y treinta veces durante toda la mañana. No tenía ni una gota de grasa. Pero fui tirando con ella hasta llegar a una zona como de playa, con bonitas vistas del río. Allí me tomé un coco enorme, primero el agua, que era más de un litro, y segundo el propio coco, pero ya sólo llegué a comer algo de la primera mitad. Seguí alejándome más, hasta llegar al extremo de la isla Don Khon, llamado Ban Hang Khon, donde hay un mirador y unas vistas espectaculares. Allí me volvieron a ofrecer la excursión para ver a los delfines Irrawaddy, pero para eso es necesario salir temprano, y nadie te asegura que los vayas a ver. A lo lejos se distinguían varias barcas que supuse serían las de las excursiones. 

Ban Hang Khon, Don Khon. Abril 2015.

Ban Hang Khon, Don Khon. Abril 2015.

Cuando me quise dar cuenta ya no me daba tiempo a volver al hostal y sacar las mochilas antes del check-out, así que decidí seguir viendo la isla, concretamente la catarata Khonepasol, cuyo desvío estaba cerca del puente. La información indicaba que se encontraba a un kilómetro de allí, pero nada parecido, fueron más bien tres, mínimo. Las cascadas en sí no estaban mal, no tenían un gran salto, eran más bien rápidos. Al volver, la cadena se salió por delante, y no podía meter los dedos para colocarla. Los últimos 300 metros hasta el pueblo los hice andando, y justo cuando iba a parar para tomar algo antes de volver a intentarlo, me vio una mujer que también tenía bicicletas para alquilar, llamó a su marido, y me la colocó él. Crucé el puente, y hice la ruta por la isla Don Det que quise hacer el día anterior, completando ya las dos islas, y llegando a mi hostal sobre las 12:15, justo para ducharse, comer y descansar hasta que cayese el sol. 

Catarata Khonepasol, Don Khon. abril 2015.

Catarata Khonepasol, Don Khon. abril 2015.

Al salir de la siesta, me encontré con que en la habitación de al lado habían entrado dos españoles, Marc y Tania, majetes, y muy jóvenes, 22 y 24. Charlamos durante un rato, y les dije que se vinieran conmigo a ver la puesta de sol y cenar en la zona del embarcadero. Lo primero resultó mágico, había más gente viéndola. Y es que, posiblemente, sean los atardeceres más bonitos que he visto durante mi viaje en Asia junto con los de la isla Siquijor y la playa Las Cabañas, cerca de El Nido, ambas en Filipinas. Después me encontré con la chica colombiana que se desmayó el día anterior, y su novio chileno, y también a Diego, uno de los españoles de Pakse, que habían acabado con tiempo de grabar lo que necesitaban para el documental, y habían venido a las islas a descansar unos días. 

Atardecer en Don Det. Abril 2015

El día siguiente fue muy tranquilo y relajado, tan solo escribiendo en el blog e informándome sobre el cruce de la frontera con Camboya. Por la noche cené un kebab de pollo buenísimo, de lo mejor que comí en Laos

Esa noche había acordado con los españoles no comprar el paquete de viaje que vendían en la isla hasta el mismo Siem Reap, nuestro siguiente destino. Estábamos convencidos de que por nuestra cuenta podríamos conseguir rebajar esos 38 $. Y así fue. Tomamos la primera barca de la mañana, a las ocho, por 15.000 K, y tras esperar como hora y media, el autobús que nos llevó a la frontera, por 40.000 K. Ponernos el sello de salida de Laos nos costó tres dólares... habíamos leído que era uno, pero también que en fin de semana podría subir, y era sábado. Eran lentejas, y si no lo conseguías, los agentes de la parte camboyana te enviaban de vuelta hasta que te pusieran ese sello, como le pasó a un francés que se puso farruco.

La visa de entrada a Camboya cuesta otros treinta dólares, más los cinco que te cobran adicionalmente en este paso por motivos ridículos varios y que se resumen en la corrupción de los agentes. Aunque de esto también íbamos avisados. Ese francés, después de mucho protestar, consiguió ahorrarse dos de esos cinco dólares, pero tuvo que volver a por el sello de salida de Laos, como comenté. Posteriormente, conseguimos un billete de minivan, con cambio en Stung Treng, a una hora de la frontera, por 23 $. Una pasta, sí, pero habíamos ahorrado ocho dólares con respecto a lo que querían cobrarnos en la isla, y que fue lo que pagaron el resto de turistas que viajaron con nosotros. 

En resumen, las 4.000 islas, con Don Det y Don Khon a la cabeza, son el destino ideal para descansar unos días de tu viaje por Laos, aunque también te dan la opción de realizar diferentes actividades como kayak o bicicleta, y en temporada alta, de tener fiesta en la zona más poblada de la primera. 


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4 comentarios :

  1. Q pasada, no se si podría aguantar sin correr o pillar una bici simplemente para hacer km... aunque con ese calor que cuentas me parece a mi q o sales al amanecer o no se puede. Pásalo bien y escribe, q es muy entretenido seguir tus vivencias! Un abrazo

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    1. El problema no es tanto el calor sino la humedad, Juan. Se suda muchísimo, por lo que la pérdida de líquido es importante. y o te hidratas bien o puedes tener un problema. Nada que no sepas.
      Muchas gracias por seguir mis aventuras. Un abrazo.

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  2. Jonathan, estoy leyendo tus relatos y me alegro un montón de lo que estás disfrutando de la experiencia. Cuando veo las fotos me dan ganas de ir para allá.
    Un gran abrazo

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    1. Gracias Juan Andrés. Anímate, son países y culturas tan diferentes, que dejan una huella en tí para siempre, experiencias inolvidables. Un abrazo.

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