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George Town. Septiembre 2015
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El autobús procedente de
Kuala Lumpur llegó a la
isla Penang cruzando el puente Penang, el más largo de Asia, con sus 13,5 kilómetros de longitud y construido en el año 1985. Desde el año 2008, se está construyendo un segundo puente de 24 kilómetros de longitud, para conectar la parte sur de la isla con la península de Malasia. Paró en la
terminal de Nibong, y desde allí, tomé un
autobús local hasta el centro de la ciudad de George Town por dos ringgits.
Había reservado alojamiento en el hostal
Just Inn, por 20 ringgits la noche en una habitación compartida de ocho camas. Adicionalmente, la primera noche se paga una tasa de dos ringgits para la conservación del patrimonio. El lugar es totalmente recomendable, muy bien situado, limpio, camas cómodas aunque cortas para gente como yo, y el dueño es súper amable y te proporciona toda la información que necesites.
Después de comer algo, empecé a pasear por la parte antigua de
George Town. Una curiosidad inicial sobre la misma, es que en el año 2009, se inició una competición internacional para explorar nuevas ideas en arte y diseños para espacios públicos de la ciudad. Como consecuencia, se instalaron 52 esculturas de hierro forjado con caricaturas anecdóticas sobre las calles que adornan. También en el festival de la ciudad del año 2012, se encargó a Ernest Zacharevic pintar varios murales, y desde entonces, otros autores también han contribuido al popular
arte callejero de George Town.
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Arte callejero en el centro de George Town. Septiembre 2015. Fuente: Penang web site. |
Esta zona antigua posee muchas edificaciones y mansiones de tipo colonial, como los de la administración local. El ayuntamiento de la ciudad se construyó en el año 1903. En el parque explanada en frente del mismo tenían expuesto dos transformers. Eso sí que fue un contraste entre lo antiguo y lo nuevo.
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Ayuntamiento. George Town. Septiembre 2015 |
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Ayuntamiento. George Town. Septiembre 2015 |
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Transformer. George Town. Septiembre 2015 |
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Transformer. George Town. Septiembre 2015 |
Al lado estaba el
fuerte Cornwallis, erigido originalmente de madera en el año 1786, donde tomó tierra el capitán Francis Light, y reemplazado por una estructura de ladrillo en el año 1804, con los famosos cañones holandeses apuntando hacia el mar. Y también la torre-reloj memorial de la reina Victoria, construido en el año 1897, y de 60 pies de altura, uno por cada año de la monarca.
En cuanto a templos se refiere, en el casco antiguo pude visitar la
iglesia de St. George, construida en el año 1817, y de la que se dice ser la iglesia anglicana más antigua del sudeste asiático. También el
templo hindú Mahamariamman, el más antiguo de la ciudad, que fue construido en el año 1883. Estaba en obras en aquellos días, así que realmente no pude verlo. Templos chinos hay varios, como el dedicado al dios de la misericordia, fundado inicialmente en el año 1728 por los primeros asentamientos chinos, y completado en el año 1800. Por último, estaba la
mezquita Kapitan Keling, fundada en el año 1801, con bonitas cúpulas y minaretes. También me sorprendió encontrar otra pequeña India entre varias de las calles del centro histórico.
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Mezquita Kapitan Keling. George Town. Septiembre 2015 |
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Mezquita Kapitan Keling. George Town. Septiembre 2015 |
El templo Kek Lok Si
A la mañana siguiente quería ir hasta el
templo Kek LoK Si, fuera de la ciudad, a unos 40 minutos en autobús desde la terminal de autobuses de Komtar, justo al lado del centro comercial. Éste te deja a unos trescientos metros de la entrada, en la que empiezas a subir por unos escalones en un pasaje techado con tiendas de ropa a un lado, hasta que llegas a un estanque con superpoblación de tortugas, muchas de ellas con un tamaño considerable.
El
templo budista Kek Lok Si es el más grande del sudeste asiático. Su construcción comenzó en el año 1890, y finalizó veinte años más tarde. Actualmente, aún se sigue ampliando con nuevos edificios. Dentro del mismo se encuentra la
pagoda de los diez mil Budas, con siete plantas, y la estatua de bronce de Kuan Yin de más de 30 metros de altura, dedicada a la diosa de la misericordia.
Me sorprendió encontrar puestos de ropa y recuerdos en todo el recorrido, incluso entre los pasillos dentro del propio templo. Tuve la sensación de que se buscaba quizás más el dinero del turista que la salvación de las almas de los creyentes, por decirlo de algún modo.
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Templo Kek Lok Si. George Town. Septiembre 2015 |
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Templo Kek Lok Si. George Town. Septiembre 2015 |
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Templo Kek Lok Si. George Town. Septiembre 2015 |
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Templo Kek Lok Si. George Town. Septiembre 2015 |
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Templo Kek Lok Si. George Town. Septiembre 2015 |
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Estatua de Kuan Yin. Templo Kek Lok Si. George Town. Septiembre 2015 |
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Vistas de parte de la ciudad desde el templo Kek Lok Si. George Town. Septiembre 2015 |
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Pagoda de los diez mil Budas. Templo Kek Lok Si. George Town. Septiembre 2015 |
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Templo Kek Lok Si. George Town. Septiembre 2015 |
Parque Nacional Penang
A la mañana siguiente madrugué para ir al
Parque Nacional Penang, y evitar todo lo posible las horas de más calor. Contiene varias rutas de trekking, algunas de ellas cerradas actualmente. También posee varias playas y el extraño lago meromictic, que con únicamente tres de este tipo en toda Asia, es uno de los patrimonios naturales más importantes de Penang, a parte de ser un lugar de desove de tortugas.
Aunque no pude llegar hasta allí, tenía curiosidad por saber qué tenía de especial este lago, y encontré la siguiente información. Meromictic describe la condición por la que dos capas de líquidos de diferentes densidades, en este caso agua salada del mar y agua dulce de la lluvia y algunos pequeños ríos, permanecen siempre separadas y a distinta temperatura. Por lo general, ambas capas se terminan mezclando en la desembocadura de un río o un delta, creando agua de mar diluida.
Por recomendación del agente del parque con el que hablé tras firmar el libro de visita, decidí realizar la ruta que me llevaría hasta la
playa del mono, o Teluk Duyung, y, posteriormente, al
faro Muka Head. El trekking estuvo muy bien, lo disfruté, porque el camino, a excepción de los primeros metros, era la misma selva y alguna playa pequeña que se atravesaba. Ante la imposibilidad de comer en la playa del mono por llegar demasiado temprano, decidí continuar hasta el faro, en un sendero de subida constante, pues éste está en la cima de una colina. No pude apreciar si se trataba de acantilados, pues la densa vegetación que rodeaba aquel espacio me lo impedía, incluso subiendo hasta arriba del faro. No había absolutamente nadie, parecía abandonado, o al menos, el personal no iba mucho por allí.
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Parque Nacional de Penang. George Town. Septiembre 2015 |
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Parque Nacional de Penang. George Town. Septiembre 2015 |
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Parque Nacional de Penang. George Town. Septiembre 2015 |
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Parque Nacional de Penang. George Town. Septiembre 2015 |
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Número ingente de hormigas trabajando. Parque Nacional de Penang. George Town. Septiembre 2015 |
En el camino de vuelta hacia la playa, encontré a una chica exhausta y sin agua. Me preguntó cuánto quedaba para llegar al faro, le contesté que unos veinte minutos, pensando en su posible ritmo, y que allí no había nadie. Le ofrecí quedarse con mi botella de agua, puesto que yo pararía en la playa para comer minutos después. Me dijo que no, que estaba muy cansada y que prefería volver conmigo. Resultó ser italiana, y además hablaba español, pues estudió un año en Granada y varios meses en Cuba. Así que fuimos conversando en español y se quedó a comer conmigo. Martina, así se llama, había dejado su trabajo en Julio y comenzado a viajar. Malasia era su primer destino, y la adaptación le estaba resultado dura.
Para volver a la entrada del parque desde aquella playa, compró un billete en un pequeño barco. Yo quería ver otra ruta distinta, cuyo comienzo se encontraba cerca de dicha entrada, por lo que decidí volver por el mismo camino. Así que quedamos para cenar y nos despedimos. En seguida comprendí porqué los barcos para volver durante la tarde, y es que la marea subió muy rápido. Si hubiera emprendido la vuelta quizás veinte minutos más tarde, no hubiera podido atravesar las playas. Y, aún así, me tocó saltar y pasar por troncos de madera algún que otro pequeño río que formaba el agua de mar al penetrar en la costa.
En esa otra ruta se encontraba un puente colgante de 150 metros de longitud, de donde se decía que las vistas eran muy bonitas. Pero después de un tiempo por la misma sin llegar aún a él, cuando encontré un gran tronco de árbol caído cerrando el paso que tenía que haber saltado, me dí cuenta de lo cansado que estaba, y apenas me quedaba agua. Recordando lo que le había pasado a Martina por la mañana, decidí parar en ese instante y dar media vuelta.
Para volver a
George Town, cogí el mismo autobús local, con la diferencia de que paró a los pocos minutos y nos pidieron cambiar a otro distinto. Allí volví a encontrar a Martina, así que seguimos charlando. Yo me bajé en el puerto, y en una de las agencias que están justo al lado de la entrada al mismo, compré el billete del ferry hacia la
isla Langkawi por 60 ringgits, más otros 10 adicionales de tasas. Desde allí fui nuevamente a la panadería del centro comercial para comprar algo de comer, y después volví al hostal para ducharme y descansar.
Martina y yo cenamos en los puestos de la calle donde ya lo había hecho yo una de las noches anteriores. Ella partía de madrugada hacia otras islas que quería ver más adelante, las Perhentian, y vueltas de la vida, fue de gran ayuda en la distancia, como contaré en otros capítulos.
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