Los lagos Tekapo, Pukaki y Ohau, con sus aguas color azul glaciar, descansan a los pies de los Alpes del Sur, en el Parque Nacional del Monte Cook Aoraki. Este pico, el más alto de Nueva Zelanda, domina todo el paisaje, precioso y espectacular. También el glaciar Tasman, el más grande de Nueva Zelanda. Los cielos claros y la ausencia de contaminación lumínica hacen de estos lugares uno de los mejores del mundo para contemplar las estrellas. Continuando hacia
Dunedin,
Oamaru y las rocas Moeraki son otras paradas imprescindibles en un
viaje por Nueva Zelanda.
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Lago Pukaki |
Desde Akaroa, emprendí un viaje de unos 280 kilómetros y más
de tres horas y media de trayecto hasta el lago Tekapo, a través de las
llanuras de Canterbury. Mi intención era llegar hasta Dunedin la noche siguiente. Hacerlo desde Christchurch por la carretera que te lleva a los grandes
lagos, a los pies de los Alpes del Sur, es una de las rutas más recomendadas de
la isla sur de Nueva Zelanda.
Sabía que llegaría ya de noche, y según la
aplicación Rankers Camping NZ que recomendé en estos consejos para viajar por Nueva Zelanda, no había ningún camping gratuito. En realidad hay uno, pero es
únicamente para vehículos, caravanas, con baño incluido (self-contained
motorhomes). Sí los hay en los lagos Pukaki y Ohau, pero tenía que conducir
otros 40 ó 45 minutos y regresar al día siguiente para ver el lago Tekapo.
Además, estaba cansado, había conducido mucho aquel día.
El lago Tekapo
Al llegar a la pequeña localidad del lago Tekapo,
del mismo nombre, tras cruzar el puente, hay una serie de apartamentos y restaurantes
a la derecha, con un supermercado, un baño público y una gasolinera también. Al
final hay un aparcamiento bastante grande, frente al lago, y había varias caravanas
estacionadas allí. Me pareció un sitio perfecto para aparcar y dormir, más teniendo en cuenta que por
entonces desconocía las severas leyes de Nueva Zelanda contra la acampada en
lugares no permitidos, y sus correspondientes multas.
Cené uno de los tapers de comida que había preparado
en el hostal de Christchurch y un sándwich, y preparé la cama doble de mi
campervan. Sorprendentemente, era suficiente larga para mi estatura. Di un
paseo por la zona, pero como hacía mucho frío y comenzó a llover, no tardé en
regresar. Estuve un rato escribiendo notas en el blog y seleccionando
fotografías. Debido al frío, terminé acostándome con ropa, algo que repetí
cada una de las noches durante mi viaje en Nueva Zelanda.
Era mi primera noche en la campervan, y aunque era cómoda,
no estaba tranquilo. Me preocupaba el hecho de que el resto de caravanas se
fueron de aquel aparcamiento. No sabía si alguien vendría a decirme que no
podía dormir allí, aunque no estuviese haciendo nada malo. De todas formas, las
probabilidades de que eso pasase en aquella tempestuosa noche, eran bastante
bajas, así que intenté relajarme y dormir un rato.
Tekapo, en maorí, significa “esterilla bajo el
cielo”. Y es que es uno de los mejores lugares, no solo de Nueva Zelanda, sino
del mundo, para contemplar las estrellas. De hecho, hay un observatorio
astronómico en el cercano monte John. La razón es la atmósfera clara del lago
Tekapo, con gran número de noche sin nubes y la ausencia de contaminación
lumínica. Sin embargo, la tormenta de aquella noche no me permitió comprobarlo,
aunque es cierto que, a pesar de ella, se veían muchas estrellas.
Desperté temprano, con mucho frío. Que en cada
localidad de Nueva Zelanda haya baños públicos fue una gran ayuda. Eso me
permitió, no sólo aquel día, sino durante todo el viaje, poder lavarme los
dientes y la cara, o los platos y cubiertos, si no dormía en un hostal.
Caminé hasta la pequeña Iglesia del Buen Pastor,
frente al lago Tekapo. Fue construida en el año 1935, y es una de las más
fotografiadas de Nueva Zelanda por su localización. A lo lejos se veían los
imponentes y nevados Alpes del Sur, con el monte Cook, Aoraki en maorí, por
encima de todos ellos. Y el color azul glaciar del agua del lago predominando
en la panorámica. Esperé en la orilla hasta ver el amanecer. En realidad, ya
era de día, pero el sol tardó en alzarse por detrás de las altas cumbres.
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Iglesia del Buen Pastor. Lago Tekapo. Julio 2016 |
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Lago Tekapo. Julio 2016 |
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Lago Tekapo. Julio 2016 |
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Amanecer en el lago Tekapo. Julio 2016 |
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Lago Tekapo. Julio 2016 |
Allí me crucé con un grupo de chinos, algo muy
frecuente durante el resto de mi viaje por el país. Y es que hay una gran
comunidad china en Nueva Zelanda, y grupos de turistas chinos viajando
continuamente por ambas islas.
El lago Tekapo es un destino turístico muy popular, no sólo por el bello paisaje, sino también por las rutas de
senderismo, la pesca, el esquí o las piscinas de agua caliente de uno de los
complejos del lago.
Conduje hasta el cercano lago Alexandrina, parando
para fotografiar el paisaje de las montañas nevadas y el color azul turquesa
del lago Tekapo. No obstante, no pude llegar hasta allí, porque los últimos
kilómetros eran sobre una carretera de grava. Con el suelo aún húmedo y
embarrado, no quise arriesgarme con un vehículo de alquiler.
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Lago Tekapo. Julio 2016 |
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Lago Tekapo. Julio 2016 |
A medio camino entre ambos lagos se encuentra la
entrada al monte John, en cuya cima se encuentra el observatorio astronómico, y
un restaurante. El coste para subir con el coche es de 5 dólares, aunque hay
una ruta para realizarla a pie, que habría realizado con mucho gusto de no
haber sido por el viento gélido que soplaba aquella mañana. Empezaba a darme
cuenta del error de no haber llevado una mochila más grande a Nueva Zelanda,
con más ropa de invierno, especialmente un abrigo que no tenía. Las vistas de
360 grados desde la cima bien merecieron la pena, porque son sencillamente
espectaculares debido a la gran belleza del paisaje. Una parada más que
obligatoria.
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Lago Tekapo desde el monte John. Julio 2016 |
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Lago Tekapo desde el monte John. Julio 2016 |
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Lago Tekapo desde el monte John. Julio 2016 |
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Lago Tekapo desde el monte John. Julio 2016 |
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Lago Alexandrina desde el monte John. Julio 2016 |
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Lago Tekapo desde el monte John. Julio 2016 |
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Alpes del Sur desde el monte John. Julio 2016 |
El lago Pukaki y el monte Cook Aoraki
Desde allí emprendí ya el viaje hacia el lago
Pukaki, a unos 50
kilómetros y 35 minutos de distancia. El azul de sus
aguas es aún más intenso que el del lago Tekapo, y se puede acceder por
carretera a puntos muy cercanos a las montañas y los glaciares. Todo un regalo
para la vista. Me alegré de estar conduciendo mi propio vehículo, porque me
permitía parar incansables veces a disfrutar del paisaje y tomar fotografías.
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Lago Pukaki. Julio 2016 |
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Lago Pukaki y el monte Cook Aoraki al fondo. Julio 2016 |
Cuando me explicaron el seguro de accidentes en la
oficina de Spaceships, me recalcaron que había tres carreteras en Nueva Zelanda
en las que, de tener un problema en ellas, el seguro no lo cubriría. La carretera monte Cook es una de ellas. Otra es la playa de las noventa millas, en el extremo norte de la isla norte de Nueva Zelanda. A la entrada,
había un panel informativo que confirmaba que aquel día sí estaba abierta. Así
que pensé que podría conducir un rato y echar un vistazo.
Esta carretera, de 55 kilómetros y
paralela al lago Pukaki, te lleva hasta la aldea Monte Cook (Aoraki Mount Cook
Village), a los pies de la montaña más alta de Nueva Zelanda, con 3.754 metros de altura.
El asfalto estaba en perfectas condiciones, por lo que no entendí que no
estuviese cubierta. Paré en un mirador, y como veía a otros coches seguir la
carretera, decidí continuar algo más.
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Lago Pukaki. Julio 2016 |
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Lago Pukaki y el monte Cook Aoraki al fondo. Julio 2016 |
Volví a parar en el aeropuerto
Glentanner, a 22
kilómetros del poblado, y por miedo a que pudiese pasar
algo con el coche, cometí el error de dar la vuelta desde allí. Pensé que
quizás podría haber placas de hielo más adelante, nieve en los laterales,
algún repentino pinchazo de rueda,… miedo al fin y al cabo, o respecto. Si
huviese viajado en mi coche habría seguido hasta el final sin ninguna duda, pero
con un coche de alquiler… Posteriormente comprendí que fue uno de los errores de
mi viaje por Nueva Zelanda.
Para los que lleguen allí en verano, o con mejor
tiempo, dejo algunas recomendaciones que leí en guías y otros blogs. Antes de
llegar a la villa del monte Cook Aoraki, hay un desvío hacia una carretera de
grava que te lleva al aparcamiento del glaciar Tasman tras 8 kilómetros. El
glaciar Tasman es el más grande de Nueva Zelanda. Desde allí, hay una pequeña
ruta de menos de un kilómetro, entre 10 y 15 minutos, para disfrutar del lago y
el glaciar Tasman, y que acaba en los lagos azules (Blue lakes). También hay un
par de cabañas-refugios por la zona, y se puede tomar una excursión en bote por
el lago para acercarse al glaciar.
Ya en la villa, se puede tomar la ruta del valle
Hooker (Hooker valley track), una de las más populares del Parque Nacional del
Monte Cook Aoraki. Son unos 5 kilómetros de ida y vuelta, en un fácil
camino que toma algo más de tres horas en completarlo. También se puede ir
hasta el Kea Point. En la villa del monte Cook Aoraki no hay ningún camping
gratuito, por lo que tendríais que volver al del lago Pukaki.
Desde la carretera monte Cook regresé hasta el lago
Pukaki y continué hasta la población más cercana, Twizel, donde paré para comer
algo y dar un paseo. Allí mismo comenzaba la carretera Glen Lyon hacia el lago
Ohau, pero no llegué a ir a éste. Mi destino era Dunedin. Desde el lago Tekapo,
la distancia total son casi 320 kilómetros y cuatro horas de trayecto.
Estaba siguiendo la ruta recomendada en la página web oficial de turismo de Nueva Zelanda, pero una vez realizada, recomiendo realizar ese tramo en dos
días en lugar de uno. Especialmente si el tiempo es bueno y permite realizar
varias rutas de trekking por el camino, como las que he comentado
anteriormente.
Unos metros después de dejar Twizel paré en una
granja de salmones, a la orilla del lago Ruataniwha, muy apreciados y populares
en Nueva Zelanda. Comenzaba a dejar el paisaje de las grandes montañas de los
Alpes del Sur, primero a mi derecha, y tras pasar Omarama, a mi espalda. No
paré en esta pequeña aldea, famosa por la pesca y los vuelos en aeroplanos,
pero sí poco después, en los lagos Benmore y Aviemore, también con bonitos
paisajes. Desde allí, la carretera discurre paralela al río Waitaki, hasta que
éste desemboca en el Océano Pacífico.
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Granja de salmones a las afueras de Twizel. Julio 2016 |
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Lago Ruataniwha a las afueras de Twizel y los Alpes del Sur. Julio 2016 |
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Cerca de Omarama. Julio 2016 |
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Lago Benmore, cerca de Omarama. Julio 2016 |
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Lago Benmore, cerca de Omarama. Julio 2016 |
Oamaru y las rocas Moeraki
Llegué así a Oamaru, la localidad más poblada del
norte de la región de Otago, a 120 kilómetros al norte de Dunedin. No estaba
en mis planes, pero al atravesarla, me gustaron los edificios de su centro
histórico, y decidí parar y dar un paseo. Y no me equivoqué, pues leí que
Oamaru cuenta con algunos de los edificios antiguos mejor conservados de Nueva
Zelanda. Además, su puerto es el hogar de una colonia de los pequeños pingüinos
azules que ya vi en el muelle St. Kilda de Melbourne, y de otros con los ojos
amarillos. Al igual que en Melbourne, el mejor momento para verlos es justo
antes del ocaso. También los jardines públicos de Oamaru son ampliamente
conocidos.
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Playa de Oamaru. Julio 2016 |
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Centro histórico de Oamaru. Julio 2016 |
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Antigua oficina de correos de Oamaru, ahora el edificio del distrito de Waitaki. Julio 2016 |
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Antigua estación ferroviaria de Oamaru. Julio 2016 |
Sin duda, si no llegar hasta la villa del monte Cook
Aoraki y pasar más tiempo en los lagos fue el error del día, parar en Oamaru
fue el acierto. Además, después de tanto tiempo conduciendo, me vino bien el
paseo. Y, como siempre, aprovechar la conexión wifi gratuita de la biblioteca
pública para recibir y enviar mensajes sin necesidad de entrar.
No tenía mucho tiempo hasta el anochecer, y quería
llegar con tiempo a mi última visita, las extrañas y famosas rocas Moeraki
(Moeraki boulders). Esparcidas a lo largo de la playa, las grandes rocas
Moeraki, de varias toneladas, se consideran una de las maravillas naturales de
Nueva Zelanda, y a su alrededor gira una leyenda maorí. Han sido redondeadas
por la acción erosiva del mar durante miles de años.
Portando mi linterna frontal, bajé las escaleras
hacia la playa corriendo, y finalmente pude verlas antes de que los últimos
rayos de sol abandonasen el lugar. Eso sí, las fotografías no salieron muy
bien. Muy cerca, junto al faro Moeraki, en Katiki
Point, se pueden ver focas y pingüinos de ojos amarillos descansando sobre las
rocas.
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Rocas Moeraki (boulders). Julio 2016 |
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Rocas Moeraki (boulders). Julio 2016 |
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Rocas Moeraki (boulders). Julio 2016 |
Antes de partir de Moeraki, comprobé de nuevo los
campings gratuitos alrededor de Dunedin a través de la aplicación Rankers Camping NZ. No
había ninguno, pero sí unos 20 kilómetros antes de llegar, en un pequeño
pueblo llamado Warrington. Ya de noche, poco podría ver en Dunedin, así que
decidí parar allí para pasar la noche, y llegar a la ciudad a la mañana
siguiente.
El camping, cerca de la playa, era bastante
tranquilo, y también tenía baños públicos. Saqué la mesa y cocina portable, y
cociné pasta. Difícil, porque entre el viento y el frío, el agua tardó mucho en
hervir. Había parado justo frente a un parque de niños, y mientras cocinaba, un
local que paseaba a sus perros se acercó a decirme que no podía quedarme allí,
y que el camping estaba detrás del parque, a sólo unos metros. Me cambié cuando
terminé la cena, encontrando algunas caravanas más, lo que me dio algo de
seguridad. El viento nos agitó con fuerza durante la noche, y también la
lluvia.
En resumen, los paisajes de los lagos Tekapo y Pukaki, a los pies de los Alpes del Sur y del monte Cook Aoraki, son sencillamente preciosos y espectaculares. Un mínimo de dos días son necesarios para disfrutarlos sin prisas, y recorrer alguna de sus rutas, como la que lleva al glaciar Tasman o al observatorio astronómico del monte John. Continuando hacia Dunedin, Oamaru y las rocas Moeraki son otras paradas imprescindibles en un viaje por Nueva Zelanda. En mi opinión, esta zona junto con el
lago Wakatipu y Queenstown, y el
Parque Nacional Fiordland, son
lo mejor de Nueva Zelanda. Tienen el poder de atrapar tu vista y corazón para siempre.
Magnífico reportaje y espléndidas fotos!
ResponderEliminarMuchas gracias El Baile del Norte. Con las fotografías no hay mérito alguno, cualquier que hagas por allí será estupenda. Es un paisaje único.
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