La Península de Coromandel

La Península de Coromandel, llena de hermosas playas y bosques nativos, y con un ambiente relajado y tranquilo, es uno de los principales destinos vacacionales entre los habitantes de Nueva Zelanda. También es conocida por sus numerosas galerías de arte.

Playa de Matarangi, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Playa de Matarangi

En Tairua, lloviendo y con los hostales mochileros cerrados, decidí continuar hasta Hahei, hogar de la famosa Cathedral Cove. Desde allí, visitar toda la Península de Coromandel al día siguiente sería más fácil.

La Península de Coromandel se encuentra en la isla norte de Nueva Zelanda, forma parte de la región de Waikato y se extiende por 85 km al norte de la bahía Plenty. Forma una barrera natural que protege a la bahía Firth of Thames y al golfo de Hauraki, donde se encuentra Auckland, del Océano Pacífico. Me recordó mucho al Parque Nacional Abel Tasman, en la isla sur

Al desviarme desde la carretera principal número 25 a la derecha, por la carretera Hot Water Beach hacia Hahei, decidí parar antes en la cercana y famosa playa de agua caliente (Hot Water Beach). Allí puedes cavar tu propio spa durante la marea baja en una preciosa playa con vistas a la inmensidad del Océano Pacífico. Ello se debe a la existencia de un río subterráneo geotérmicamente caliente. Aunque reconozco que es algo muy curioso, y en grupo puede resultar divertido, no es algo que realmente me atraiga como actividad turística, así que no regresé al día siguiente para probarlo.


Hahei y Cathedral Cove


Llegué por fin a Hahei ya de noche, y me puse a buscar alojamiento, sin mucho éxito, porque no parecía haber muchas opciones económicas. Además, volvía a llover con fuerza. El único camping gratuito que existe en el pueblo está en el aparcamiento de Cathedral Cove, pero es sólo para vehículos con baño propio. Si hubiera probado a echarle un ojo, habría comprobado que varios vehículos como el mío pasaron allí esa noche, y también que había un baño público. La verdad, seguía sin intender por qué habiendo baños públicos, el pernoctar se limitaba únicamente a los vehículos con “self-contained”, que ya lo tienen. 

Hahei, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Hahei

Pero llovía, era tarde y estaba bastante cansado tras una ruta en Tauranga, otra en Waihi y tantos kilómetros conduciendo. Y además, aquella era la noche que llegaba el frente frío que tanto anunciaban por la radio. Así que no lo pensé más y elegí el Tatahi Lodge Beach Resort, con una zona trasera con habitaciones compartidas de seis camas. Estaba genial, era como una casa aparte con muebles nuevos, camas cómodas, todo muy limpio, cocina, sala de estar y un par de baños. El precio de la cama fue de 29 dólares neozelandeses, algo caro para ni siquiera incluir desayuno y ser temporada baja. 

Estuve solo en el dormitorio casi toda la tarde, y pude secar mi ropa, hasta que finalmente llegaron otros dos muchachos. Y lo que realmente agradecí fue la ducha caliente. La necesitaba, porque seguía algo resfriado. Si algo me quedó claro en Hahei, es que en temporada alta es necesario reservar con antelación.

En invierno, el pequeño supermercado que había cerca ya había cerrado a las cinco de la tarde, y los precios en el restaurante del lugar eran altos. Así que me apañé con la poca comida que me quedaba, es decir, algo de fruta y un sándwich. Para desayunar los cereales, tuve que coger algo de leche de otros huéspedes, y para que no fuese muy alarmante, cogí un poquito de varios paquetes abiertos. Dormían todos, fui el único que despertó temprano.

Hahei, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Hahei

Conduje entonces hacia el aparcamiento al final de la carretera Grange Road. Allí comienza el sendero hacia Cathedral Cove, sin dificultad, que se puede completar en hora y media la ida y vuelta. También es posible comenzar desde el extremo norte de la playa de Hahei, llevando una hora sólo la ida.

En aquel aparcamiento descubrí lo que ya adelanté antes, que había muchos vehículos pernoctando sin multa en sus parabrisas. La multa de 200 dólares en Queenstown me dejó huella, y miedo para el resto del viaje por Nueva Zelanda. Quizás en las poblaciones pequeñas, con mal tiempo y en temporada baja, no haya esa búsqueda tan despiadada por parte de la autoridad local de los que acampan en lugares no permitidos. Pero no hay mal que por bien no venga, y quedándome en el hostal pude tomar una ducha caliente y desayunar.

Hahei, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Hahei, hacia Cathedral Cove

Hahei, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Hahei, hacia Cathedral Cove

Se dice que tras la tempestad llega la calma, y el día se levantaba radiante. Aproveché para tomar algunas fotografías antes de iniciar la ruta hacia Cathedral Cove a través de un paisaje precioso. Lo hice solo todo el tiempo, tranquilo. Cathedral Cove es probablemente uno de los lugares más conocidos de la Península de Coromandel. Es una caverna con una arcada natural que une dos pequeñas bahías, con playas arenosas y perfectas para nadar, al menos cuando el agua no esté tan fría como en aquella época.

La abertura en la roca estaba bonita. Bajé a la playa y la atravesé, aunque la marea aún era alta y no pude ir más allá, hacia la otra playa. No entendí tanta fama, pues me pareció mucho más bonito el paisaje costero en sí.  De hecho, se encuentra dentro de la Reserva Marina Cathedral Cove, o Te Whanganui-a-Hei en maorí, un lugar perfecto para bucear y ver vida marina. Hay una extensa zona para ello, con boyas de señalización que tienen información sobre las especies que se pueden ver.

Cathedral Cove, Hahei, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Playa de Cathedral Cove, Hahei

Cathedral Cove, Hahei, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Cathedral Cove, Hahei

Cathedral Cove, Hahei, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Cathedral Cove, Hahei

A la vuelta sí me crucé con varios turistas, así que fui a la hora ideal. Conduje hasta el centro de Hahei y su gran playa. Tiene una de las arenas blancas más finas de toda Nueva Zelanda. Un lugar precioso, con vistas a muchas de las islas de la bahía Mercury, que además actúan como rompeolas, por lo que es perfecta para nadar, navegar y pescar. Allí me quedé paseando un rato sobre la arena. Aún era temprano.

Hahei, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Playa de Hahei

Hahei, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Playa de Hahei

Luego conduje hasta otra pequeña población y playa cercana también muy popular, Cooks Beach, llena de casas vacacionales. Y es que la Península de Coromandel se caracteriza por sus playas y naturaleza. Un breve paseo hasta la cima del acantilado Shakespeare revela impresionantes vistas de la bahía Mercury, y te lleva también a la playa de la bahía Lonely.

Cooks Beach, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Cooks Beach

Cooks Beach, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Cooks Beach


Whitianga y la Península de Coromandel


Desde allí ya se puede ver parte de Whitianga, hacia donde se puede cruzar en ferry por 4 dólares por persona la ida, y 6 dólares la ida y vuelta. Podéis comprobar el horario y el precio en este enlace. En realidad es un pequeño barco en el que no se puede subir con coche, así que me tocó regresar primero a la carretera principal 25, y desde allí, continuar hasta la ciudad. Unos 35 kilómetros de distancia.

Primero paré en un supermercado a comprar de todo, y luego caminé por el paseo marítimo y la playa de Whitianga. Hay varias cafeterías en esa zona, más turística que lo que vi posteriormente más al norte. Había muchos barcos por allí, y es que la pesca es una de las actividades económicas principales de la ciudad, junto con la agricultura y el turismo.

Playa de Whitianga, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Playa de Whitianga

De haber sabido con antelación que Auckland no necesitaba mis tres últimos días en Nueva Zelanda, e incluso, que como ciudad turística, ni los merece, al menos para mí, hubiera utilizado uno de esos días para ampliar mi viaje a la Península de CoromandelDos días es lo mínimo que se merece. Con posterioridad siempre es fácil decirlo. Podéis encontrar mucha información en las páginas web oficial de turismo de la Península de Coromandel y Nueva Zelanda

Así que como no me quedaban días suficientes para pasar más tiempo en la Península de Coromandel, ni llegar hasta su extremo norte, mi plan consistió en recorrerla a través de la carretera 25, desviándome hacia playas o lugares cercanos recomendados. Así utilicé el resto de la mañana para ver primero Warekaho y Kuaotunu. En ésta última subí por una carretera sin asfaltar hasta una pequeña colina donde las vistas eran un espectáculo. 


Kuaotunu, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Kuaotunu

Kuaotunu, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Kuaotunu

Kuaotunu, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Kuaotunu

Después paré en la playa Matarangi, espectacular, larguísima, de arena fina, donde paré a comer. Me pareció una urbanización residencial donde los neozelandeses pasan sus vacaciones. Una zona muy tranquila y recomendable.

Playa de Matarangi, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Playa de Matarangi

Playa de Matarangi, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Playa de Matarangi

Pocos kilómetros más adelante, encontré Te Rerenga y Whangapoua. Allí visité una de las mejores playas de la Península de Coromandel y de toda Nueva Zelanda, New Chums Beach. Se encuentra aislada, sin edificios ni masas turísticas invadiéndola, su arena es de un color dorado y resulta perfecta para nadar. 

New Chums Beach, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Playa New Chums

New Chums Beach, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Playa New Chums

Así llegué a Coromandel Pueblo. Varios kilómetros antes, la carretera llega a su punto más alto, y antes de empezar la bajada, hay un mirador donde las vistas hacia ambos lados son de quitar la respiración. Es precisamente la carretera lo peor de la zona, sin arcén, subidas y bajadas continuas, muchísimas curvas y con el piso a veces no en el mejor estado. Eso incrementaba el cansancio conduciendo.    

Coromandel Pueblo, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Coromandel Pueblo

Coromandel Pueblo, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Coromandel Pueblo

Coromandel Pueblo es muy pequeño, apenas una calle que llega hasta el puerto y la playa, aunque con la marea baja y todo el fango asomando, no fue la mejor del día. En dirección contraria, subiendo una colina se llega hasta un pequeño tren construido a mano que sube hasta un mirador. Pregunté sobre lo que ver en la oficina de turismo i-SITE, y utilicé su conexión wifi gratuita. 

Desde Coromandel Pueblo parten las carreteras hacia el extremo norte de la Península de Coromandel. Allí podrás encontrar otro de los imprescindibles de esta zona, la ruta Coromandel Coastal Walkway. Se trata de un camino de 7 kilómetros paralelo a la costa, desde la bahía Fletcher hasta la bahía Stony, disfrutando de la naturaleza, el paisaje, el azul de sus aguas y la isla Great Barrier al fondo. 

Coromandel Pueblo, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Coromandel Pueblo

Coromandel Pueblo, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Coromandel Pueblo

Coromandel Pueblo, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Coromandel Pueblo

Coromandel Pueblo, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Coromandel Pueblo


Después de pasear un rato, estirar las piernas, merendar algo dulce e ir a ver otras playas y bahías cercanas, continué mi camino hacia Thames, el que sería mi destino final. O esa era la idea inicial.


Thames y los Pinnacles


El tramo hacia allí fue realmente horrible. La carretera, de nuevo, era muy estrecha, sin arcenes y paralela a la costa, literalmente. Con algunos coches lentos delante, los 55 kilómetros de distancia a través de la Thames Coast Road fueron un auténtico infierno. 

Thames es una ciudad histórica rodeada de una naturaleza espectacular. Las principales atracciones de la zona son el Valle Kauaeranga, con varios senderos para los amantes de esta actividad, y Los Pináculos (Pinnacles), otra de las rutas más populares de Nueva Zelanda, que ofrece vistas impresionantes de la Península de Coromandel, el Océano Pacífico, la bahía Plenty y el Golfo HaurakiDe hecho, alcanzar la cima de Los Pináculos está entre los debes que todo neozelandés debe hacer al menos una vez en la vida. Se necesitan 8 horas para completar la ruta. Existe una gran cabaña del Departamento de Conservación de Nueva Zelanda en el camino. Contiene 80 camas, y hay que reservar con mucha antelación. 

Los Pinncles de Thames, Península de Coromandel, Nueva Zelanda
Los Pinncles de Thames (Fuente: www.thecoromandel.com)

En Thames también comienza, o termina, el Hauraki Rail Trail, una de las rutas en bicicleta por Nueva Zelanda más famosas. Atraviesa la espectacular garganta Karangahake,cercana a Waihi, y que ya visité el día anterior. Es una ruta sin dificultad de unos 80 kilómetros de longitud.

Mi idea inicial era pasar la noche en alguno de los camping de Thames, pero todos ellos son para vehículos con baño incluidos. Y también los de otras pequeñas aldeas antes de llegar a Thames, como Te Puru y Te Mapa. Para los que sí llevéis caravana, este dato sí os servirá. Como siempre, comprobar la aplicación Rankers Camping NZ que recomendé en estos consejos generales para viajar por Nueva Zelanda

Cansado y sin tiempo para poder ir a los famosos Pináculos de Thames, lo único que hice fue pasar por el centro de la ciudad y echar un ojo. Anocheciendo alrededor de las cinco de la tarde, pero aún temprano, pensé que podría conducir hasta pasar Auckland, encontrar algún sitio en el camino donde dormir, y ahorrar tiempo en el viaje por el norte de la isla norte de Nueva Zelanda de otros tres días. Así que llené el depósito de mi campervan y emprendí de nuevo el viaje. 



Hacia el norte de la isla norte de Nueva Zelanda


La hora y cuarto de distancia entre ambos puntos se convirtió en dos horas debido al atasco que encontré a la entrada de la gran ciudad. Para no pagar el peaje de la carretera número 1 que atraviesa Auckland, la misma señalización recomienda salir por una carretera que atraviesa varios pueblos costeros. Fue en un supermercado de uno de ellos donde compré la cena, que devoré en el mismo aparcamiento. 

Revisé la aplicación de campings, y vi que había algunos gratuitos para vehículos con baño, pero no para los que no lo teníamos. Otros campings de los baratos sí permitían acampar allí, pero había que reservar con antelación y tenían hora de cierre de la puerta de entrada. Probé uno de ellos, y como no había reservado plaza, no disponía del código que abría la puerta. En otro, a la entrada de un Parque Regional, llegué justo a la hora de cierre de las puertas, las 19:00, y aunque no se necesitaba reserva, no pude pasar. Me quedé en el aparcamiento, comiendo algo más y descansando. Pensé en quedarme allí, aunque estaba expresamente prohibido bajo multa. Al principio pensé que siendo temporada baja no habría problema. Pero al rato salieron dos coches, sin estar muy seguro de si me habrían visto o no. 

Finalmente, y temiendo otra multa, decidí regresar a la carretera principal y conducir hasta llegar a Warkworth, una población algo más grande. Me encontraba a unos 65 kilómetros al norte de Auckland, y unos 100 kilómetros al sur de Whangarei, mi siguiente destino.

Noche cerrada, y muy tarde para el horario neozelandés. Fui echando un vistazo a las distintas calles del centro de Warkworth, memorizando algunos buenos lugares donde aparcar y dormir un rato. El paseo frente al río Mahurangi era uno de ellos, y el aparcamiento de la oficina turística i-SITE era el otro. Éste segundo estaba a la vista de la calle principal, aunque no había casi nadie en las calles. Además, la conexión wifi gratuita seguía abierta durante la noche y al lado había unos baños públicos abiertos también toda la noche. Con el miedo a otra posible multa siempre presente, finalmente elegí éste segundo. Si me cogían, siempre podría decir que estaba esperando a que abriese la oficina, que estaba mal del estómago y necesitaba estar cerca del baño… no sé, cualquier escusa, haciendo valer el hecho de que no me estaba escondiendo ni mucho menos.

Aún de madrugada, varios coches y personas de limpieza del pueblo empezaron a trabajar allí al lado. Es decir, dormir, no dormí mucho, porque además desperté mucha veces por el mosqueo. Pero al menos descansé y pegué alguna cabezada. Aún sin despuntar el alba, compré un café y un pastel de huevos con bacon bien merecido para desayunar, y paseé un rato por el centro y el río. Después de aquello, inicié otro nuevo día de mi aventura por Nueva Zelanda.

En resumen, la Península de Coromandel está plagada de playas tranquilas y aisladas rodeadas de naturaleza. Excepto algunos puntos muy concretos como Hahei y Cathedral Cove, es un lugar turístico más para locales que para extranjeros. Ir o no en un viaje por Nueva Zelanda dependerá del tiempo del que dispongas, pero mi recomendación es dedicarle más tiempo a esta zona que a Auckland

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