El Gran Buda de Kamakura

Kamakura es una pequeña ciudad costera cerca de Tokio que aún conserva una herencia histórica de vital importancia. Fue el primer gobierno establecido por los samuráis en Japón a finales del siglo XII. Siendo el centro de la política y la cultura en aquel entonces, en la zona se construyeron numerosos santuarios y templos. Sin embargo, sigue siendo el gran Buda de bronce el que atrae al mayor número de visitantes a la ciudad.

Gran Buda o Daibutso. Kamakura. Julio 2015


Al llegar a la estación de Kamakura desde Tokio, me informaron acerca de cómo llegar hasta el Gran Buda y varios templos destacados en los alrededores.

El Gran Buda sentado de Kamakura Amida Nyoral, conocido en Japón como Daibutso, comenzó a construirse en el año 1252 para competir con el Buda de Nara, por aquel entonces más imponente. Pasaron diez años hasta su finalización. Mide algo más de once metros de altura, sin contar el pedestal, y pesa 121 toneladas. Medita en posición de loto bajo la bóveda celeste, está hecha de placas de bronce y se puede entrar en el interior del monumento. El coste de la entrada fue de 200 yenes.

Tanto había oído hablar de esta estatua, que quedé algo decepcionado, porque habiendo visto el Buda de Nara previamente, varios otros imponentes en Tailandia, como el de Bangkok, o el que posteriormente vi cerca de Fukuoka, no me pareció ni tan grande ni tan especial. No obstante, cierto es que interpretó un papel relevante en la historia cultural del país en el pasado.

Después visité el templo Hasedera, de 1.300 años de antigüedad y conocido como el templo de las flores. El coste de la entrada fue de 300 yenes. Su principal atractivo es la estatua de Hase-Kannon, de más de nueve metros de largo y once cabezas adicionales a la principal: tres delante, tres a la derecha, tres a la izquierda, más una en lo alto y otra detrás. Cada una tiene una expresión diferente, lo que significa que la deidad escucha los deseos de todos los tipos de personas. Es la estatua de madera más grande de Japón, y en torno a ella existe una bonita leyenda. No está permitido hacer fotografías, pero ya he hablado anteriormente de que si me cobran por entrar a un recinto, me considero con el derecho a hacerlas, aunque sea una y rápida, y aquí os la muestro.

Estatua de Hasen-Kannon. Kamakura. Julio 2015

A través de unas escaleras que hay en la parte trasera del edificio principal del templo, accedí a un pequeño mirador con vistas a Kamakura y su playa. Al verla, me dieron ganas de bajar y pasear un rato por la arena mientras el agua me cubría los pies. Y eso hice. Pero la playa no estaba muy limpia, y hacía un calor terrible, por lo que no me quedé mucho tiempo.

Vista de la ciudad y la playa desde el mirador del templo Hasedera. Kamakura. Julio 2015


Volví a la estación de Kamakura, y desde allí tomé el ferrocarril eléctrico de Enoshima hasta Fujisawa. Los alrededores de esta línea abundan en lugares famosos y atractivos turísticos. En aquella estación pregunté cómo llegar hasta Hakone, y me contestaron que primero debía ir hasta Odawara en la línea Tokaido, y coger allí otro tren hasta Hakone Yumoto, el nombre de la estación de Hakone. El coste total del trayecto era de 1.140 yenes, y como ya no disponía de suficiente saldo en la tarjeta de transporte, le añadí otros 1.000 yenes adicionales.

En resumen, el principal atractivo de Kamakura es su Gran Buda de bronce, aunque en los alrededores se pueden encontrar otros templos de importancia histórica. Si dispones de poco tiempo en tu viaje por Japón, no recomiendo su visita. En caso contrario, dependerá de tus preferencias, y de si quieres ahorrar o no tiempo y dinero.  

Quizás no supe valorar Kamakura en su justa medida, porque iba a escribir que para mí fue una gran decepción, pues así lo sentí en aquel momento. No obstante, leí a posteriori sobre otros templos en los alrededores, especialmente el santuario Tsurugaoka Hachiman-gu, y copio aquí unas breves líneas: Éste es una encarnación del espíritu guardián de los samuráis de Kamakura. El alma samurái, que valora el entrenamiento en las artes de combate, se ha transmitido hasta hoy en día a través del ritual Yabusame, en el que jinetes arqueros disparan flechas a un blanco desde caballos al galope


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