Singapur y los árboles artificiales de colores

Singapur es el estado-ciudad más pequeño del sudeste asiático, aunque su territorio crece constantemente con tierras ganadas al mar. Se independizó de Malasia dos años después de que ésta lo hiciese del Reino Unido. Desde entonces, ha prosperado rápidamente, convirtiéndose en uno de los principales centros del comercio mundial.

"No viajamos para escaparnos de la vida,
sino para que la vida no se nos escape".

Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015


Volé a Singapur desde Fukuoka con la aerolínea filipina, haciendo escala en Manila. El espacio entre asientos era pequeño, pero había pocos viajeros, así que pregunté si podrían darme un asiento de pasillo. Finalmente, me ofrecieron uno de los de la salida de emergencia, que estaban todos libres. Por supuesto acepté. Y sin coste adicional alguno, porque entendí que es obligado que haya al menos una persona en ellos.

Cuando recogí mi mochila facturada en el aeropuerto de Singapur, ya eran algo más de las doce de la noche. Ya había decidido de antemano pasar esa noche en el aeropuerto. Los hoteles cercanos al mismo sobrepasaban los 80 euros la noche. Al ser tarde, no había transporte público hacia el centro de la ciudad, por lo que hubiera tenido que ir en taxi, lo que hubiera sido caro. También hubiera necesitado que el hostal, en caso de haberlo reservado, hubiera tenido abierta la recepción las 24 horas. Así que esperar unas seis horas, hasta la salida del primer tren desde el aeropuerto, era la mejor opción. Así estuve un rato sentado utilizando la conexión wifi gratuita del mismo, hasta que me apeteció tomar algo y entré en el starbucks. Allí me quedé hasta que llegó la hora comentada, escribiendo en el blog.

Cuando amaneció, tomé la línea MRT hacia el centro, y me bajé en la estación de nombre Bugis, una de las más cercanas a little India, que es donde estaba situado el hostal que había reservado. Su nombre era Centra 65 Hostel, y el precio de una cama en una habitación compartida de dieciséis, con desayuno incluido, fue de 21 dólares. Cuando hable de dólares, siempre me referiré a dólares de Singapur, con un cambio de aproximadamente 1,58 dólares por euro en aquellos días. La cama era tipo cápsula, con cortina para tener mayor intimidad. Lo malo fue que me tocó la de arriba, y subir era siempre un engorro. El lugar es recomendable, está bien situado, tiene medios de transporte cercanos y el personal es muy simpático.


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Little India es el corazón de la comunidad india de Singapur, donde las calles huelen a curry y todo es diferente a lo que encuentras en el resto de la ciudad. Fui zigzagueando entre las calles de la zona para conocerla mejor. Me resultaba curioso que cada casa tuviese un color diferente a las de al lado. Así llegué hasta el templo Veemmakaliamman, realmente digno de ver. Allí, los que hacían de sacerdotes, con túnicas blancas pero torso al descubierto, y cara pintada, recogían las ofrendas de los fieles, comida mayoritariamente, y canturreaban algo después.

Calle de la pequeña India. Singapur. Septiembre 2015

Entrada al templo Veemmakaliamman. Singapur. Septiembre 2015

Templo Veemmakaliamman. Singapur. Septiembre 2015

Allí comencé una larga caminata hacia chinatown, realizando diferentes paradas previas. La primera de ellas fue el museo Nacional, en el que estaban preparando una exposición especial en honor al cincuenta aniversario de la ciudad, y no pude ver nada interesante. La segunda fue el parque del fuerte Canning, donde no quedaba más que la llamada Battle Box, que supuse que fue parte del muro de la antigua fortaleza. Lo que así había allí eran varias modelos con un séquito de fotógrafos cada una. Bajando la colina del parque, llegué hasta el museo Peranakan, donde se cuenta la historia de la ciudad, con un coste de seis dólares la entrada.

Callejeando llegué finalmente hasta chinatown, el lugar original donde los inmigrantes chinos vivieron y trabajaron en Singapur, y que es apreciado por sus memorias pasadas. Debí llegar agotado mentalmente, porque creo que no supe valorarla, pues no me gustó mucho. Era una zona llena de turistas, donde los precios eran más altos, y comparé varios productos para comprobarlo. Pero tenía hambre y acabé comiendo algo en una de esas calles. Desde allí volví al hostal en la línea MRT, y descansé varias horas, alguna de ellas durmiendo, por fin.

Al levantarme, caminé unos minutos hasta la calle Arabic, muy cerca también del hostal. Antes de llegar me crucé con un pequeño mercadillo donde en cada puesto se vendía cualquier cosa de segunda mano, la variedad era sorprendente. Lo más representativo de la calle Arabic era la mezquita del Sultán, en obras en esa época, y a la que no se podía acceder si no eras musulmán.

No me quedó claro qué se vendía exactamente aquí. Singapur. Septiembre 2015

Mezquita del Sultán. Singapur. Septiembre 2015

Desde allí me dirigí hasta la zona de las torres Suntec y la fuente de la riqueza. En muchos de los rincones de Singapur se nota que gran parte de la oferta comercial presente en la ciudad está enfocada hacia bolsillos exclusivos. Uno de estos ejemplos es la nueva tienda de Lamborghinis lista para comenzar su andadura. En general, se puede decir que Singapur es igual a compras. Hay numerosos centros comerciales en el centro de la ciudad.

Lamborghinis. Singapur. Septiembre 2015

Fuente de la riqueza. Singapur. Septiembre 2015

Seguí caminando hasta La Esplanada, en la bahía, donde hay pequeños conciertos gratuitos algunos días. Tuve la suerte de que aquella noche fue uno de ellos. Antes de eso, fui al parque del merlion, donde se encuentra esta criatura imaginaria, con la cabeza de un león y el cuerpo de un pez. Su nombre combina "mer", que significa el mar y "lion", león, y es el símbolo de Singapur. Allí me senté, como tantas otras personas, a ver el espectáculo de luces con el famoso hotel Marina Bay Sands y el museo de arte y ciencia, con un diseño moderno en forma de flor de loto, al fondo. Por último, antes de volver al hostal, también caminando, me acerqué hasta el Singapore Flyer, una noria iluminada durante la noche. Sin darme cuenta, en un solo día, y casi sin dormir, había recorrido gran parte de lo más destacado del centro de la ciudad.

Merlion. Singapur. Septiembre 2015

Bahía. Singapur. Septiembre 2015

Bahía con el hotel Marina Bay Sands, museo de arte y ciencia y Singapore Flyer al fondo. Singapur. Septiembre 2015

A la mañana siguiente empecé visitando la calle Bugis, llena de puestos de recuerdos, ropa y comida. Después fui a la zona de rascacielos que vi la noche anterior, cerca del parque del merlion y de chinatown. Allí había una multitudinaria concentración de gente, con varias personas dando un discurso. Supuse que se trataría de alguno de los partidos que se presentaban a las próximas elecciones del país. En algunos puntos de aquella zona se podían encontrar piezas de arte moderno en la misma calle, como ésta que muestro en la fotografía.

Singapur. Septiembre 2015

Singapur. Septiembre 2015

Después de comer, me dirigí hacia el puerto, en un largo trayecto, y desde allí al Garden by the Bay, un parque donde pueden verse diferentes tipos de jardines según su procedencia, como el malayo, chino o indio. También se encuentra allí una bonita y balanceada estatua blanca de acero inoxidable y bronce, de un bebé dormido apoyado únicamente en su mano derecha, y que parece flotar. Esta pieza, realizada por el renombrado escultor Marc Quinn, es la segunda de tres ediciones, y la regaló para su exposición permanente en este jardín.

Pero lo más famoso y llamativo de este parque son los increíbles árboles artificiales, donde se explica la función de la fotosíntesis. Todo está interconectado, de tal manera que el lago de la libélula juega un papel fundamental para sustentar el ecosistema y sostenibilidad del parque. Entre estos árboles artificiales hay una pequeña pasarela de unos cien metros de longitud y 22 metros de altura a la que se pude subir por cinco dólares.

Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

Hotel Marina Bay Sands desde Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

La entrada al parque es gratuita, pero lo que no lo es, es la entrada a sus otros dos estandartes, el Cloud Forest (bosque de nubes) y la Flower Dome (cúpula de las flores). El coste de ambos accesos es de 28 dólares. Ambas obras maestras cuentan con varios premios de diseño, arquitectura o contribución al turismo a sus espaldas. Hay mucho que explorar en estos jardines, pues tienen un amplia diversidad de plantas de todos los rincones del mundo.

El primero de ellos, el bosque de nubes, posee una montaña artificial de 35 metros de altura, con una cascada incluida, 60.000 plantas de montañas tropicales que se encuentran a 2.000 metros sobre el nivel del mar.

Atardecer desde el Cloud Forest. Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

Cloud Forest. Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

La segunda, la cúpula de las flores, es un mundo de primavera perpetua que contiene 30.000 platas de alrededor de 150 especies de las regiones mediterránea subtropicales. También tiene esculturas de madera de animales o seres mitológicos.

Flower Dome. Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

Flower Dome. Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

Flower Dome. Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

Flower Dome. Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

La belleza de la sencillez. Flower Dome. Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

Flower Dome. Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

Mi idea inicial era subir al observatorio del hotel Marina Bay Sands para ver el atardecer y las luces de la ciudad por la noche, pero se me hizo tarde. Estuve más de tres horas visitando y recorriendo el jardín anterior, así que decidí dejarlo para el día siguiente, porque también estaba ya cansado. Cené en el centro comercial que está a los pies del hotel y conectado con éste, y después me quedé para ver la iluminación nocturna de los árboles artificiales de Garden by the Bay, que cambian cada cierto tiempo. Incluso hubo un espectáculo de música y luces en los mismos, mientras el color de los árboles se modificaba al son de la melodía.

Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

Garden by the Bay. Singapur. Septiembre 2015

Al día siguiente fui a la isla Sentosa de Singapur. Para ello, es necesario desplazarse primero a la estación Harbour Front de MRT, y desde allí coger el monorail a la isla por cuatro dólares. Este billete incluye pequeños descuentos en algunas atracciones, y pasas gratis a otras sin interés alguno, al menos para mí. También puedes coger los autobuses de manera gratuita, así como el monorail cuantas veces quieras para desplazarte entre las distintas estaciones, ambos dentro de la isla.

Me di un baño en una de las playas artificiales de la isla, de nombre Tanjong, y luego caminé por toda esa costa hasta llegar al final. Allí me subí en un autobús gratuito hasta el extremo opuesto, Siloso Point. Había muchos turistas en aquella zona, y atracciones enfocadas a los niños, por lo que no me quedé mucho tiempo. Tomé nuevamente el monorail hasta la parada donde se encuentra el Merlion de Sentosa, de 30 metros de altura. En esa zona se encuentran un mercado de comida, y diferentes atracciones como los estudios universales de Singapur y el acuario, y varios hoteles. La vuelta a Harbour Front la hice paseando, que es la opción alternativa al tranvía para llegar hasta la isla. Posteriormente regresé al hostal para descansar unas horas.

Playa de Sentosa. Singapur. Septiembre 2015

Merlion de Sentosa. Singapur. Septiembre 2015

Por la tarde volví al hotel Marina Bay Sands para subir a su azotea-observatorio por 23 dólares. Pagando éste billete sencillo, no puedes acceder ni al restaurante ni a la famosa piscina elevada más larga del mundo. Éste se sitúa a 200 metros sobre el suelo y posee un borde invisible de 150 metros. Me conformé con verla desde la valla. Fui imposible ver el atardecer por la cantidad de humo que había en el ambiente y que, al preguntar por ello, me indicaron que provenía de la quema de vegetación en Indonesia. Lo mismo me pasó días después en Kuala Lumpur. Aún así, las vistas de la ciudad por la noche son impagables. Sin duda, una de las visitas obligadas de la ciudad. En una de ellas se distinguen las avenidas que estaban preparando para el Gran Premio de Fórmula 1 de Singapur, y que se iba a celebrar días después. Esta carrera es nocturna, de ahí que estuvieran probando la iluminación. También era la causa de que varias calles del centro de la ciudad estuvieran cortadas al tráfico mientras colocaban las gradas y demás edificios necesarios.

Vistas desde el observatorio del hotel Marina Bay Sands. Singapur. Septiembre 2015

Vistas desde el observatorio del hotel Marina Bay Sands. Singapur. Septiembre 2015

Vistas desde el observatorio del hotel Marina Bay Sands. Singapur. Septiembre 2015

Vistas desde el observatorio del hotel Marina Bay Sands. Singapur. Septiembre 2015

Vistas desde el observatorio del hotel Marina Bay Sands. Singapur. Septiembre 2015

Vistas desde el observatorio del hotel Marina Bay Sands. Singapur. Septiembre 2015

Hotel Marina Bay Sands y museo de arte y ciencia. Singapur. Septiembre 2015

Por la mañana aún no había decidido si quedarme un día más en Singapur, escribiendo tranquilamente las notas para el blog y conociendo alguna zona nueva menos turística, o emprender el viaje hacia Melaka, en Malasia. Estuve chateando con Imam, un chaval de Indonesia que se puso en contacto conmigo a través de couchsurfing para visitar la ciudad junto a él y sus amigos. Pero resultó que tenían un plan a contrarreloj, ver Singapur ese día, viajar hacia Kuala Lumpur durante la noche, y volver a Indonesia en tres días. Algo loco, por lo que al final no pudimos quedar, pero le dije que me pondría en contacto con él cuando llegase a su país.

Hice el check-out, dejé la mochila grande en el hostal, y me fui al edificio Tekka Food Centre, en little India, a comer algo típico. Elegí un arroz biryani con pollo, aunque le dije que no le pusiera picante, y un pan de pita típico. Los hawker centres son patios de comida con muchos puestos de comida uno al lado del otro, preparando cada uno su especialidad. Allí hay mesas grandes que puedes compartir con más gente.

Singapur. Septiembre 2015

De allí fui a la terminal de autobuses que me quedaba al lado, y no tuve necesidad de comprar el billete porque me dijeron que salía uno hacia Johor Bahur cada quince minutos. Volví al hostal, comí algo de fruta que había comprado el día anterior, y reservé cama en un hostal de Melaka para esa noche. También aproveché para leer los consejos y experiencias sobre esta ciudad escritos en el blog que tanto me gusta, Marcando el Polo. Siempre muy recomendable.

También fue allí donde leí el día anterior que era más caro pagar un billete de autobús directamente desde Singapur a Melaka o Kuala Lumpur, en lugar de hacer el viaje en dos tramos. Esto es, coger primero un autobús hasta Johor Bahur (estación de Larkin), ya en Malasia, después de cruzar la frontera, y desde allí otro hacia tu destino final. Y efectivamente fue así. Miré en una página general de reserva de billetes y el precio hasta Melaka era superior a los veinte dólares, variando según la compañía. De la segunda forma, como yo lo hice, el coste fueron 3,30 dólares el primer tramo, y 19 ringgits malayos, unos 6,3 dólares, el segundo. Es decir, ahorras más del doble.

Al llegar a la frontera, durante el primer tramo, tienes que bajarte dos veces, una para pasar el control fronterizo de Singapur, y la otra para el correspondiente malayo. Después de éste segundo, bajas hasta la terminal de autobuses, y vuelves a coger el autobús que te corresponda hasta la estación de autobuses de Larkin, sin pagar ningún extra, con el mismo billete inicial. En mi caso di algo de vuelta, porque erré el camino, y luego tuve que esperar un rato hasta el siguiente autobús del mismo tipo. De hecho, los policías me dejaron cruzar por donde no se debía porque me había ido a la zona contraria. Durante la espera estuve charlando con un hombre mayor que me contó parte de su vida y cómo funcionaba la frontera.

Al bajar en la estación de autobuses de Larkin, en Johor Bahru, todo fueron gritos e intentos desesperados por conseguir que viajara con ellos. En la oficina de información no había nadie a pesar de ser horario de atención. Al preguntar a una persona, me dijo que ya no había autobuses hacia Melaka, lo que ya me extrañó. La acompañé hasta el autobús al que me guió, diciéndome que se dirigía hacia Kuala Lumpur, pero que haría una pequeña parada en Melaka, pero no en la estación central, sino a las afueras, y que el centro quedaba a diez minutos en taxi.

Como me sonó a cuento que ya me sabía, volví a las oficinas para buscar alguna compañía que viajara hasta mi destino. Por el camino, otra persona volvió a intentar lo mismo, con la misma cantinela de que ya no había autobuses hacia Melaka. E inmediatamente después, vi una ventanilla de venta de billetes abiertas donde ofertaban ese destino a las 16:30. Eran las 16:20. Compré mi billete y me subí al autobús, sin problema alguno. No tuve tiempo de buscar otra compañía distinta, de comparar precios o calidades de los vehículos. Tampoco de preguntar por el recorrido, porque me habían comentado que serían alrededor de dos horas, y al preguntar al conductor me dijo que tres, así que no sabía si hacia varias paradas intermedias o daba un rodeo por pueblos cercanos. El caso es que sí había autobús hacia Melaka, y sí fue mucho más económico que comprar un billete directo desde Singapur. Así que andar con ojo en la estación de Larkin si hacéis lo mismo, o al contrario, yendo desde Malasia a Singapur.

En resumen, Singapur es una ciudad-estado moderna, en constante crecimiento, y con zonas bien diferenciadas. Por un lado, el centro de los grandes rascacielos y centros comerciales, con diseños rompedores y brillantes en parques, hoteles, edificios o monumentos. Por otro, el resto de la ciudad, con un ambiente bien distinto. Singapur está escalando posiciones en el turismo y compras de lujo. Una parada casi obligatoria en un viaje por Asia, exceptuando la isla de Sentosa, donde el turista extranjero no encontrará mucho de interés. 


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2 comentarios :

  1. Thanks a lot!. I'm still learning, so if you have any suggestion, it will be very welcome. Regards!.

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