Por Jonathan Arias
febrero 01, 2017
Hokitika es un pequeño pueblo que nació bajo la fiebre del oro. Su entorno natural la ha convertido en un lugar muy visitado, especialmente por su playa, la
garganta de Hokitika, con sus aguas azul turquesa, y el
lago Kaniere. Muy cerca de allí se encuentra
Greymouth, la mayor población de la costa oeste de la isla sur de Nueva Zelanda.
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Garganta de Hokitika |
Los paisajes desde Franz Josef glacier hasta Hokitika eran muy bonitos aquel día. Los verdes valles y las montañas nevadas al fondo se veían espectaculares. La carretera número 6 transcurre paralela a la costa, por lo que se puede ver el Mar de Tasmania desde la misma. Crucé también varios ríos. El último de ellos fue el río Hokitika, sobre un puente con vistas increíbles, y al que volví caminando para tomar varias fotografías. En días claros se puede ver el monte Cook Aoraki.
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Vistas desde Franz Josef Glacier a Hokitika |
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Vistas desde el puente sobre el río Hokitika |
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Vistas desde Hokitika |
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Vistas desde Hokitika |
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Vistas desde Hokitika |
Hokitika
El pequeño pueblo de Hokitika nació tras el descubrimiento de oro en la costa oeste de la isla sur de Nueva Zelanda, en el año 1864, a orillas de la desembocadura del río Hokitika. Incluso años después llegó a ser una de las ciudades más pobladas del país. En sus calles centrales se pueden encontrar edificios históricos como la vieja Torre del Reloj. Por allí estuve dando un paseo antes de comer algo.
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Torre del Reloj, Hokitika |
La
playa no invitaba en absoluto a darse un chapuzón, llenas de rocas grises y
troncos de árboles, y especialmente, por la bravura de las aguas del Mar de
Tasmania. Sin embargo, el paseo por la misma es muy recomendable, y me dijeron
que el atardecer es muy bonito desde la misma.
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Playa de Hokitika |
El entorno natural que rodea la pequeña localidad es la razón del auge turístico de esta zona. La garganta de Hokitika es, quizás, su principal atractivo
turístico. Está a 33
kilómetros del pueblo, y sólo el paisaje hasta allí ya
merece la pena, con amplias llanuras verdes llenas de ovejas y vacas, y las
montañas al fondo. El camino está continuamente bien indicado con señales
amarillas, por lo que no hay pérdida.
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Valle de Hokitika, hacia la garganta |
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Valle de Hokitika, hacia la garganta |
Desde
el aparcamiento, en el que también hay baños públicos, hay un pequeño paseo de
15 minutos ida y vuelta hacia dos miradores. El primero muestra el puente
colgante sobre el río Hokitika, con un color azul turquesa increíble, propio de
aguas procedentes de glaciares. Cuesta creer cómo puede tener ese tono, casi
imposible si no lo ves por ti mismo. El
segundo, a escasos metros a la izquierda tras cruzar el puente, te lleva a unas
rocas en uno de los lados del río. Desde allí, se puede apreciar mejor la
garganta, y bajar hasta el nivel del agua.
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Garganta de Hokitika |
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Garganta de Hokitika |
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Garganta de Hokitika |
Dicen que en verano hay mosquitos muy molestos, por lo que si
vais en esas fechas, no os olvidéis el repelente.
Desde
este lugar comienzan rutas de trekking de varios días hacia lugares como el monte
Brown. Podéis encontrar información en las páginas webs oficiales de Hokitika y
Nueva Zelanda.
Mi
siguiente visita fue el lago Kaniere, el otro gran atractivo de Hokitika. Se
encuentra a 19
kilómetros de ésta, aunque a mitad de camino hacia la
garganta, hay una pequeña carretera hacia allí. Éste es un destino más
familiar, con diversas opciones de actividades tanto en el agua como en las
pequeñas montañas que rodean al lago.
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Lago Kaniere |
No
había mucho movimiento cuando llegué, quizás por la estación invernal. Tomé
algunas fotografías y seguí conduciendo hacia las cascada Dorothy por la
pequeña carretera que rodea al lago Kaniere. Es muy estrecha, y sube y baja con
curvas cerradas en las que no puedes ver si llega otro vehículo de frente. La
verdad que sentí algo de miedo, no me estaba gustando la situación. Y además,
estaba totalmente solo, no vi a nadie más en el camino.
Por
fin conseguí llegar hasta el aparcamiento de la cascada Dorothy, que está a
menos de cinco minutos andando desde allí. Eran bonitas, aunque quizás no lo
suficiente para ir hasta allí con esa carretera. Ésta es, además, la que te
lleva a la garganta de Hokitika, así que elegí bien al dar un rodeo más largo,
aunque dicen que el paisaje es muy bonito desde la misma.
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Cascada Dorothy, en el lago Kaniere |
Volví a Hokitika para llenar el depósito de gasolina y seguir
el camino hasta Greymouth. Pero vi a una chica joven haciendo autostop, y para
devolver el favor que otras personas me hicieron a mí en el pasado, la
recogí. Se llamaba Loren, y era de Tasmania, concretamente de Standley. Fue la
ciudad a la que no pude ir por falta de tiempo después de Launceston. Me contó que iba recorriendo Nueva Zelanda de esa forma o mediante autobuses. Aún no
tenía los 25 años, por lo que las compañías de alquiler de coches le pedían un
depósito de 2.000 dólares. Así que no lo quedaba otra forma.
Iba hacia el paso de montaña Arthur’s pass, el más alto de
los tres que cruzan los Alpes del Sur de Nueva Zelanda. Al final, en lugar de
dejarla en el desvío, decidí llevarla hasta allí, pues no había podido ver
Arthur’s pass por el mal tiempo cuando lo intenté antes de regresar a
Christchurch. Y no me arrepentí, porque los paisajes son muy bonitos en esa
zona.
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Arthur's Pass, costa oeste |
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Arthur's Pass, costa oeste |
La dejé un par de kilómetros antes, en una pequeña estación
de tren, porque quería tomar una ruta distinta hacia Greymouth antes del
anochecer. Tomé el desvío hacia Moana y el lago Brunner, hasta que conecté con la carretera número 7, que me llevó ya directo hasta Greymouth. Ésta es la que cruza el paso de montaña Lewis Pass hasta Hanmer Springs.
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Moana y el lago Brunner |
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Moana y el lago Brunner |
Greymouth
Era
ya de noche cuando llegué a Greymouth, el mayor pueblo de la costa occidental de
la isla sur de Nueva Zelanda, que se asienta a ambos lados de la desembocadura
del río Grey. Al igual que en Hokitika, la minería de oro y jade (pounamu) es
parte de su historia y origen. Es popular por su cerveza local, conocida en
toda Nueva Zelanda, y por ser la estación final del tren TranzAlpine, que parte
desde Christchurch y atraviesa Arthur's pass.
El tren cuenta con grandes ventanas panorámicas, desde las que ver las llanuras, granjas, gargantas, ríos y montañas. Cuesta 179 dólares, y podéis encontrar más información en la página web oficial de turismo de Nueva Zelanda.
Esperaba
encontrar más calor que las noches anteriores, por estar más al norte y lejos
de los glaciares. Pero hacía mucho frío fuera. Comprobé la aplicación Rangers
Camping NZ, y hay dos campings gratuitos en Greymouth para vehículos con baño
dentro, pero no para el resto. Hay uno de los baratos en Blackball, a 24 kilómetros de
Greymouth. Había circulado por esa carretera minutos antes, y de haberlo sabido, quizás me hubiera quedado directamente allí. Pero estaba cansando, no quería seguir
conduciendo ni pasar frío por la noche. Así que opté por un hostal.
Reservé
una cama en un dormitorio compartido de ocho por 29 dólares neozelandeses en el
hostal Noah’s Ark Backpachers. Incluía un pequeño desayuno con tostadas y café.
Cené conversando con unas muchachas jóvenes que trabajaban por allí con la Working Holiday Visa. La ducha caliente y dormir sin frío me vinieron muy bien para
reponerme.
Entré
en el supermercado en cuanto lo abrieron, y volví al hostal para cocinar para
varios días. Luego me fui a visitar las calles centrales de Greymouth, que no
parecían tener mucho atractivo, y los rompeolas en la desembocadura del río Grey.
El Mar de Tasmania rugía con fuerza aquella mañana. La verdad es que me pareció un pueblo un tanto gris y triste, utilizado más como base para visitar Punakaiki y el Parque Nacional Paparoa, que eran precisamente mi siguiente destino. Y hacia allí emprendí el viaje.
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Playa de Greymouth |
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Desembocadura del río Grey, Greymouth |
En resumen, Hokitika me pareció un pueblo con encanto, tranquilo, perfecto para una parada en un viaje por la isla sur de Nueva Zelanda. No así Greymouth. El lago Kaniere y, especialmente, la garganta de Hokitika, son lugares bonitos de ver, rodeados de un valle verde con las montañas nevadas detrás.
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Preciosos sitio que solo tengo la suerte de ver en fotos gracias a entradas como estas porque desde luego yo no me puedo permitir el echo de viajar y menos tan lejos,ni creo que pueda tener la oportunidad de pisar sitios como estos ... GRACIAS
ResponderEliminarGracias a tí por seguirme y por tus palabras, son mi mejor recompensa.
EliminarNunca digas nunca. Si puedes soñarlo, puedes hacerlo. Han sido muchas las veces que soñé con viajar a Nueva Zelanda durante mi vida. Y tres intentos previos el último año antes de conseguirlo.
En temporada baja todo está mucho más barato, que es cuando fui yo. Y tengo otra entrada con consejos generales para ahorrar viajando por allí, por si te interesa:
http://laaventuradeldragon.blogspot.com/2016/12/consejos-viajar-nueva-zelanda.html
Un abrazo y gracias de nuevo :-D
Gracias por tanta info y la bonita manera de contarlo!! Estoy tomando nota, ya que viajo con mi familia en Enero, y todo es de gran utilidad a la hora de preparar el viaje , que lo realizaremos por libre! Sigue disfrutando y soñando...ya que como dices : se puede!. Abrazo desde Argentina
ResponderEliminarMuchas gracias Indioana por tus palabras, me hacen muy feliz. Me alegra que además te esté sirviendo para preparar tu viaje, pues ese era el propósito. Y si aún tienes alguna duda en esta parada o cualquier otra dentro de Nueva Zelanda, por favor, no dudes en preguntarme.
EliminarGracias de nuevo. Un abrazo. Y espero que disfrutes de aquellas tierras tanto como lo hice yo.